La poesía; otra faceta artística de Isabel Sola
Arte Sacro. El pasado lunes durante la presentación de la pintura realizada por Isabel Sola que servirá como cartel conmemorativo del XXV aniversario de la Coronación Canónica de La Esperanza de Triana, tuvimos la ocasión de descubrir otra faceta artística de Isabel, la poesía. Como la mayoría de ustedes no tuvieron ocasión de escuchar recitarla, le hemos pedido que nos la envíe para que puedan deleitarse leyéndola:
Igual que su Padre hiciera,
de barro, al hombre primero,
jugaba a ser alfarero
un chiquillo en la ribera.
Su Madre a su Primavera
iba buscando en Triana;
Él la rosa más lozana
soñaba hallar de modelo
y hacer, de arcilla, su anhelo
rosicler de la mañana.
Con Él jugaba, en la orilla,
con sus destellos albedos,
a escaparse entre sus dedos,
el río en su canastilla
de juncos y buganvilla;
dulce milagro cristiano,
muy cerca del Altozano,
el agua que acariciaba,
puro manantial, brotaba
ya bendita de su mano.
Su Madre con gran festejo,
dichosa de haberlo hallado,
fue hasta la orilla y prendado
quedó el río de su espejo,
de Triana el azulejo,
¡qué pureza reflejaba!
y el niño, que la miraba,
fue a decir, con gesto tierno:
“Ésta es, mi Padre Eterno,
la Rosa que yo buscaba.”
Luego, el iño, prender quiso
un trocito de aquel cielo,
lo abrazó con gran desvelo
y a gotas el Paraíso
cayó en la Tierra y Dios quiso
que en Triana se quedara,
en esa Flor que brotara
de aquellas manos Divinas,
fuiste, Rosa sin espinas,
por quien Triana soñara.
Quiso tenerte por Reina,
quiso ponerte corona,
fuiste en su nave Patrona,
y quiso el viento tejerte
de suspiros, por quererte,
tu manto de espuma y olas,
verde mar de caracolas,
lecho de amor del que nace
y al mirarte se complace
cuando su tarde arrebolas.
Por Ti vistieron de luces
tu cielo de grana y oro,
por tu mirar, que es tesoro,
con el que de amor reluces,
y es que al caminar produces
melodías celestiales,
tu gama de naturales
le eclipsa hasta al sol la cara,
¡quién a hombros te llevara
al compás de tus varales!
Ve con paso trianero
que, cerca de esa ribera,
en su puerta ya te espera
tu Príncipe Marinero,
ese lindo pasajero
del barco de tu cintura
y con tu Salve, Flor Pura,
brinda Triana un Te quiero,
plegaria de amor sincero
para el mar de tu hermosura.
Que el iño no se despierte,
¡ay, nana, nanita, nana!,
sigue cantando Triana
para a su vera tenerte,
y junto al iño mecerte
con tu brisa de bonanza,
rezando, con añoranza,
la nana va susurrando,
que quiere seguir soñando
Triana con su Esperanza.
Foto: Juan Alberto García Acevedo.