Puerta Osario. Mañana. Álvaro Pastor Torres

Despertarás con renovadas ilusiones, ignotos afanes, sueños cumplidos, y levantarás la persiana del dormitorio, esperando, implorando, rogando en este valle lágrimas para que por ella entre el sol a raudales y se hagan realidad los versos que en inspirado soneto nos dejó José Manuel Benot: “Rompe brillante el sol la amanecida,/ esparce rayos y abre por el cielo,/ inmensa claridad sobre tu suelo,/ blanca ciudad por la mañana herida”.

Mañana estrenarás galas mundanas o bien la simple ilusión de saberte afortunado. Ni más ni menos que dijo un sevillano, cabal y santo.

Mañana verás pasear entre hosannas las palmas y las ramas de olivo bajo los medios puntos de un claustro que tanta vida, y a la vez –paradojas de las clausuras-, tanta muerte guarda.

Mañana te reencontrarás con esa ciudad que cada vez menos conoces y menos comprendes, pero que como suele ocurrir con las grandes pasiones, más amas.

Mañana sabrás que en San Lorenzo hay una mano tendida, distinta a todas las demás, divina, y además, de una buena persona, como le cantó la saeta. La mano que no falla, no tiembla, no desfallece, no sucumbe

al tiempo.

Mañana se abrirá otra vez en muchas casas esa cancela siempre cerrada que solo espera nazarenos de negro y largo capirote que ha mucho ya que sacaron su definitiva papeleta de sitio.

Mañana más que nunca volverás al paraíso de la infancia, ése del que nunca debimos salir, un edén siempre lleno de nazarenos de caramelo, pelotas con gomilla, algodón dulce y manitas extendidas pidiendo cera.

(¿Ven por qué me parece una ordinariez lo de las estampitas?)

Mañana, cuando veas al primer nazareno del año, tendrás la certeza de que ya todo se ha consumado, sin tener que esperar al Viernes en que regresa la luz “a la ciudad que es suya”. Y te dejarás llevar por ese dédalo

intrincado de calles, pasiones y memorias, todas con nombres y apellidos.

Mañana la nostalgia te punzará una vez más lo más hondo de tu alma ya cansada cuando notes cómo falta esa mano que un día, hace ya mucho, te llevó a las estrechas calles de la judería de San Bartolomé para ver, casi en familia, un paso de misterio con romanos emplumados y sayones feos, pero feos de verdad.

Mañana pasarás lista y verás que el tiempo, inexorable, va igualando peligrosamente en el memorial de tu vida las presencias y las ausencias.

Mañana será Domingo de Ramos en Sevilla.

Publicado en EL MUNDO de Andalucía, Edición Sevilla Sábado 27-III-2010

Foto: Álvaro Pastor Torres.