Torreblanca se convierte por unas horas en centro neurálgico de devoción
Francisco Santiago. Los que están acostumbrados a ir al barrio de Torreblanca notarían ayer el cambio tan brusco que se ve en el barrio con la salida de la Hermandad de los Dolores, donde es imposible aparcar, o avanzar por las calles paralelas a la procesión.
Desde bastante tiempo antes, la vecina parroquia del Inmaculado corazón ya es la Catedral del barrio, donde los fieles de arremolinan a la espera de la llegada del Señor Cautivo ante Pilato y a su Madre de los Dolores.
La perfecta formación de los nazarenos que ya suman más de 600, la siguen convirtiendo en un clásico de este Sábado de Pasión que, gracias a Dios, el Astro rey y la Luna creciente fueron los únicos que acompañaron al cielo de Sevilla. Por cierto, felicidades a Miguel Castillo en su debut como capataz del palio.
Fotos: Francisco Santiago