Epilogo de la Semana Mayor. Lunes de Pascua de Resurrección en el Valle
(1).jpg)
Honorio Aguilar García. El pasado Lunes de Pascua, 5 de abril de 2010 se cerraron los cultos cuaresmales de la Hermandad de Nuestra Señora del Valle, que dieron comienzo con el besamano de Nuestro Padre Jesús con la Cruz al Hombro, el pasado mes de febrero, culminando el Jueves Santo con la Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral de Sevilla con los tres titulares de la Archicofradía: el Santísimo Cristo de la Coronación de Espinas, precedido por la Reliquia de la Santa Espina y acompañado de capilla de niños cantores; Ntro. Padre Jesús con la Cruz al Hombro en el encuentro con las Santas Mujeres en la calle de la Amargura, misterio que en el silencio del crepúsculo y la noche recordaba el camino de Jesús hacia el Calvario; y Ntra. Sra. del Valle, madre y señora del Jueves Santo, en su palio cargado de clasicismo, acompañado especialmente por la composición de Gómez Zarzuela dedicada a su advocación. En su recorrido es destacable el tránsito por las naves catedralicias, el pausado discurrir en la medianoche por la calle Hernando Colón con la marcha “Margot” o “la noche del jueves al viernes santo” del célebre compositor Joaquín Turina o la vuelta de Cuna a Laraña con “Valle de Sevilla” del cordobés José de la Vega Sánchez, precedido por las sentidas saetas desde el Palacio de la Motilla.
.JPG)
El acto desarrrollado el lunes en la Iglesia de la Anunciación comenzó con la Eucaristía oficiada por el director espiritual de la Hermandad, Fray Joaquín Pacheco Galán, contando con la intervención “a capella” del tenor de la Scala de Milán Stephen Mullan con “Sanctus” y “Agnus Dei” de Bizet, “Fantassía” de E. Morricone y “Ave María” de Gounod. Al finalizar la misa, la Junta de Gobierno, representada por su Hermano Mayor D. Félix Hernández Martín, hizo una emotiva entrega de los cirios del paso de palio de Ntra. Sra. Del Valle, desde el Domingo de Resurrección acompañada por San Juan y la Magdalena tal y como procesionase hasta los primeros años del siglo XX, a los familiares de los hermanos de la corporación fallecidos durante el último año. Para finalizar, el magnífico templo de la Anunciación, completamente a oscuras y con los cirios encendidos de los tres pasos de la Archicofradía como viene siendo costumbre en este epílogo de la Semana Santa, sirvió de marco para que las saetas de los devotos dirigidas a la Virgen del Valle, cargadas de fe y sentimiento, emocionasen a los hermanos que contemplaban en el más absoluto silencio, los que se conocen como “ojos verdes de la Virgen del Valle”…
Fotos: Francisco Santiago.
Telegram