Antonio Romero Padilla, canta su primera Misa Solemne en Sevilla. Isa Serrato.

Intentaré con esta noticia ser lo más objetiva posible, teniendo en cuenta que recorrían mis mejillas lágrimas de emoción cuando mi amigo Antonio, recorría, ya como sacerdote, las naves del templo de la Anunciación , buscando la mesa donde Cristo se inmola, bajo la custodia de los ojos más bonitos de Sevilla, ojos verdes de la Virgen del Valle.

Las agujas del reloj anunciaban las doce y algunos minutos, de la mañana del 12 de Septiembre de 2010 y empezaba a sonar al órgano la marcha Virgen del Valle. Algo importante estaba apunto de comenzar. Poco después, con paso firme, con sonrisa que quiere esconder pero los nervios no le dejan, escoltado por amigos de verdad y por la Palabra de Dios, Antonio Romero Padilla encaminaba su paseíllo hacia Dios.

Justo hace una semana, en la Santa Iglesia Catedral era ordenado Sacerdote, por las manos de Monseñor Asenjo y tras una semana de inmensa alegría, compromisos y emociones, Romero Padilla cantaba su primera misa en la Capital Sevillana.

Familiares, amigos, conocidos, llenaban los bancos de una Iglesia considerable en su tamaño. Mantillas blancas para solteras y negras de rigor, fueron la nota más que sevillana entre las amigas del nuevo Padre de la Iglesia. Caras conocidas del mundo de las Hermandades, del mundo Rociero, de Rociana, su pueblo natal, no quisieron perderse el momento en el que Romero Padilla consagraba el pan que da la vida.

Atenta, como siempre, la Hermandad del Valle, preparó para la ocasión a la Dolorosa de ojos verdes, para que presidiera las primeras palabras de Antonio tras su ordenación sacerdotal. Es conocida la unión de este nuevo sacerdote para con esta Hermandad.

Dos horas pasadas, duró la celebración que concluía con un besamanos al nuevo Padre, como ritual cariñoso de felicitación.

Desde estas líneas y este portal cofradiero queremos desearte, amigo Antonio, toda la suerte en tu nuevo camino, que el Señor siempre camine a tu lado, que no te abandone,  -que nunca lo hace- y que por mucho tiempo seas tú, su representación en la tierra de María. Háblale con cariño a la que es Madre de Dios, pues será Ella la que te cuide en tu apostolado bajo su manto de amor. No olvides que fue el deseo del Señor que tú llevaras su Palabra “a los hombres de hoy, con los medios de hoy”, y así afronta tu vida sacerdotal, sabiéndote que si eres su elegido, es por la inmensa bondad y la inmensa misericordia que regalan tus ojos.

Enhorabuena amigo.

Foto: Francisco Santiago.