Va llegando el día. Isabel Serrato Martín.

Imaginate un palio a los lejos, pero que se acerca, un redoble de tambor sordo, suave, aún sin cornetas. Con la voz aún sumisa de quien pregona a la vida. Con el sueño aún roto pero despertando. Con el largo bostezo de gato, pero bostezo de alegría. Se presiente en Sevilla. El tiempo nos aprisiona de una manera distinta. Llega el momento, iremos a Ella. Nos hablará, al oído incluso, nos besará Ella, nos arropará cuando vamos a dormir a su lado, nos cantará una nana, nos acariciará la cara, nos dará la mano si tenemos miedo…

Rezaremos a su lado y el tiempo transcurrirá entonces con la velocidad insólita de los momentos puntuales. Se escribirán pregones y saldrán del alma. Será su reflejo, añoranza. Y en este momento la rima es tan perfecta, como la lágrima de su cara.

Se cantarán saetas, se llorará a su vera, le limpiará la mano quien antes no pudiera, la tendremos tan cerca como siempre Ella tuvo nuestras promesas. Nacerá el amor donde no lo hubo, crecerá éste y creceremos las dos.

Todo llegará y tan pronto pasará como todos los besos que estoy dispuesta a darte.

Todo está a la espera, nada queda. Llegó el mes al que bautiza con su nombre.

Abre los ojos, hermano, camina hacia su casa, corre a su vera, es también el mes de la Virgen, ve a verla, ve, acude, corre, ve a besar a La Esperanza.

Foto: Juan Alberto García Acevedo.