Perdonar a Dios. Alex Rosal. La Razón.

Alex Rosal. Casi todos los creyentes hemos echado a Dios algún rapapolvo a lo largo de nuestra vida. ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué no escuchaste mis peticiones? ¿Cómo has permitido que tenga esta enfermedad? ¿Por qué me castigas con esa cruz? ¿Por qué te has llevado a mi hijo? En fin, las broncas a Dios son continuas. Todo lo triste y negativo que nos pasa se lo atribuimos a Él. Y es que a menudo nos sentimos abandonados por su mano, no atendidos, acogidos o escuchados suficientemente, aunque Él no tenga la culpa de nuestras cuitas ni sea responsable directo de nuestras desgracias. Pero da igual. Nos enfadamos con Dios y muchas veces le llegamos a odiar por aquello que creemos que debía hacer y no hizo. Y son rencores que pueden durar toda una vida.

Conozco a un escritor que hace tiempo se le murió su único hijo de apenas unos pocos años. Era toda su vida. Lo quería como a nadie en este mundo. Todavía hoy, y han pasado más de 20 años, sigue lanzando imprecaciones públicas contra Dios, la Iglesia o sus representantes, y en la intimidad, con dos copas de más, le echa la culpa de su infelicidad a ese Dios en el que creía en su juventud, y al que ahora, ya en su vejez, sigue sin perdonarle por lo que debía haber hecho y no hizo para salvar la vida de su pequeñín.

Debemos perdonar a Dios. Perdonarle cuando nos sintamos heridos por aquello que nuestro corazón considera que el Señor debía haber hecho y no hizo según nuestra limitada y subjetiva percepción. Perdonarle nos sanará nuestras heridas emocionales y nos liberará de nuestros rencores. También nos reconciliará con Él. Creo que Dios está deseando que le perdonemos.

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