Opinión. Dichos y hechos del otoño. El Diputado de Cruces.
- Lo de algunos consejeros no tiene calificativo posible. Pocas veces se ha visto tanta deslealtad y es más dolorosa en una institución católica. Nos dicen que se presentan al cargo con espíritu de servicio a las hermandades, sin ánimo de lucro y sacrificando su tiempo libre y su familia, lo que seguro que es verdad. Pero, después, les gusta mandar más que a un sargento mayor de película americana. Y es que el poder, aunque sea en una parcela pequeñita, tiene algo que enamora.... Y, por supuesto, el figuroneo, también.
- Dimitió el presidente. Y su vice-presidente le sucedió en el cargo. Desde luego, yo, si alguien me ofrece ir con él en un equipo (que es muy distinto ser elegido que ser nombrado) y ese alguien se ve obligado a dimitir por acontecimientos como los que nos ocupan, no duro un minuto más que él. Pero, claro, si “lo que pretendo es poner un poquito de orden en la casa, que hacía falta”, además de dejar regular al anterior presidente y compañero por sugerir que fue incapaz de ordenar “la casa”, volvemos a lo de antes, a lo del espíritu de servicio, ¿verdad?
- Muy frío, gélido el comunicado de Palacio aceptando la dimisión de Don Adolfo Arenas. Ni una palabra de agradecimiento a los servicios prestados. Ni una palabra de ánimo o comprensión. Y no vale eso de las llamadas telefónicas privadas para hacerlo. Muchas veces los gestos públicos (o la ausencia de los mismos) son muy importantes. Y clarificadores.
- Otro tema doloroso es el de las filtraciones en el Consejo General (que no es nuevo, ya un vice-presidente anterior dimitió por culpa de ellas). Debe ser muy duro para un consejero normal (los habrá, ¿no?) tener que asistir a las reuniones siempre callado por saber que cualquier cosa que diga va a ser de dominio público en pocos minutos. Ahora, llama la atención que lo del Vía Crucis del Año de la Fe no se filtrara. Curioso, curioso. ¿Por qué o gracias a quién no trascendió este asunto? Es un buen tema de investigación periodística, ¿a que sí?
- "El mundo de las cofradías está convocado también a vivir esta realidad (del Año de la Fe). Es cierto que, en medio de una sociedad secularizada, las hermandades aportan una presencia de lo religioso que siempre puede ser punto de referencia para muchos, reclamo de que, más allá de lo puramente material, hay también una realidad divina que quiere hacerse presente en nuestra vida, en nuestras cales y en nuestra ciudad. Pero no es menos cierto -y todos lo sabemos- que hay nazarenos, costaleros, miembros de Junta, mayores y jóvenes, que poseen una fe muy débil, a veces incluso distante de lo que es la fe de la Iglesia. Y que, en no pocos casos, hay hermanos que se confiesan agnósticos o no creyentes, aunque les guste todo lo que se refiera al mundo de las cofradías. De esta forma éstas se convierten para muchos en expresión cultural de un pueblo y no en expresión de la fe de ese mismo pueblo". Esto lo ha escrito el director espiritual de una hermandad en el último boletín de la misma. Y no es un sacerdote sospechoso de ser anti. Es el párroco de la parroquia donde reside la hermandad y siempre le ha prestado su total apoyo. Sus palabras no son para ser comentadas, sino para reflexionar sobre ellas.
- Oído hace muy poco a un conocido periodista experto en el mundo cofrade: "Quien entienda que las Vísperas deben tener el mismo peso que la Madrugá tiene en la cabeza una Semana Santa muy distinta a la que tenemos". Pues yo me alegro de querer una Semana Santa distinta, más empapada del valor cristiano de la auténtica hermandad, mejor que intentar conservar un modelo a todas luces ya agotado.
- Una de las grandes cosas que tenemos en las hermandades es la posibilidad de tomar decisiones en los cabildos generales, según marcas nuestras reglas (bueno, salvo que la autoridad competente, religiosa por supuesto, nos dispense de cumplir tales reglas cuando conviene). Por ello, los cofrades no sólo tenemos que respetar, como no podría ser de otra forma, sino apoyar fervientemente las decisiones que las hermandades toman en sus cabildos generales, pues ahí radica la independencia que nos queda, aunque tales decisiones nos parezcan una locura. Y lo dice uno que ha visto un coche cruzando las filas de nazarenos de una cofradía que en los últimos días ha tomado una decisión polémica, cuando transitaba por una semi-desierta calle céntrica. Dicho lo dicho, cabe esperar que no volvamos a escuchar desde la citada hermandad ninguna queja sobre la soledad de su camino, los peligros del mismo, los incidentes habituales de la noche sevillana o la carrera oficial desmontada. De todas formas, arriesgada (y valiente) apuesta a largo plazo de dicha hermandad. Por lo menos hasta que el Arzobispo se jubile y abandone la sede, porque cambiar de opinión parece que no lo va a hacer. Pero.... ¿y si antes es llamado a más altos menesteres?
- Una vez escuchadas las razones de las diferentes elecciones de imágenes y del acoplo de las que, de partida, se consideraban fijas en estaciones no del todo apropiadas para ellas, así como las causas por las que algunas hermandades se han quedado fuera del famoso Vía Crucis del Año de la Fe, uno se da cuenta que, sorprendentemente, todavía le queda capacidad de asombro y decepción y que, algunos, para justificar lo injustificable, tienen una inventiva y le echan una imaginación que alucina.
-Para terminar. Este diputado jamás deseará que llueva cuando pueda verse afectado un acto que tenga que ver con nuestras hermandades, aunque dicho acto no me guste nada en absoluto, como ocurre con el citado Vía Crucis (insisto, no por el acto en sí, sino por cómo y por qué se ha organizado). Además, ya es hora de que empecemos a crecer y aprendamos a resolver por nosotros mismos nuestros problemas sin necesidad de intervenciones externas, ¿no les parece?
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