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Un religioso capuchino en huelga de hambre por la construcción de su parroquia.


IVICON. Hoy hace una semana que el franciscano capuchino Pedro Enrique Rivera comenzó una huelga de hambre. Él prefiere llamar a su acción “ayuno y oración”, que es lo que está haciendo con el fin de “presionar al Ayuntamiento para poder construir un nuevo complejo parroquial”.

El padre Pedro Enrique, de 45 años de edad, es párroco de Ntra. Sra. del Rosario, situada en el barrio de la Magdalena de la localidad valenciana de Massamagrell. Es un barrio formado por “gente sencilla y trabajadora, con unos medios económicos medio-bajos”, apunta el religioso. Desde 1952 la parroquia viene desarrollando su labor al servicio del barrio.

La iglesia, construida por los propios vecinos en los años 60, además de pequeña, “está en muy mal estado”, señala el párroco. Cuando llueve, por ejemplo, “hay que cambiar de sitio el altar o el ambón debido a las goteras”. Además no existen locales “medianamente amplios y acondicionados para realizar las distintas actividades pastorales, sociales y culturales”, añade Pedro Enrique. Los grupos parroquiales y otras asociaciones del barrio utilizan la “pequeña y humilde casa parroquial”.

Dadas las condiciones socio-económicas del barrio, ni la parroquia ni los vecinos pueden hacer frente a los gastos que originaría la construcción de un complejo parroquial digno y con locales adecuados para las actividades pastorales, educativas y sociales. Cuenta el franciscano Pedro Enrique que necesitan terreno y dinero para financiarlo. Y es aquí donde han comenzado los problemas.

El terreno es fácil de conseguir. El lugar que ocupa el actual templo está dentro de una parcela, propiedad del ayuntamiento,  que está declarada como equipamiento religioso. El párroco ha solicitado al ayuntamiento que toda esa parcela sea cedida a la parroquia para construir el nuevo complejo parroquial, que necesitaría más espacio, ocupando también unos terrenos colindantes propiedad del Arzobispado de Valencia.

Para financiar el proyecto, el religioso capuchino quiere vender otro solar propiedad de la parroquia y, con lo obtenido, poder sufragar los gastos. El párroco ha solicitado al Ayuntamiento la recalificación de este solar, que ahora está catalogado como equipamiento sociocultural, en terreno edificable.

Ambas solicitudes, cesión de terrenos y recalificación, fueron denegadas por el Ayuntamiento en la Comisión informativa de Urbanismo el 13 de octubre, con los  votos a favor de los representantes del PP, que gobierna en minoría, y los  votos en contra de la oposición, formada por el PSOE, IU-Entesa y el Bloc Nacionalista.

El párroco Pedro Enrique explica que no se trata de solicitar un trato de favor, pues “no somos personas privadas, sino que lo que vamos a realizar es para el barrio”, ni tampoco una operación inmobiliaria, pues, “como he escrito en la solicitud presentada al Ayuntamiento, los beneficios económicos de la venta serán destinados íntegramente para la construcción de los nuevos locales”.

Sólo así, según el religioso, podría financiarse todo con cargo a la propia parroquia, dadas las características socioeconómicas del barrio. Como insiste Pedro Enrique, “el beneficiario es el propio barrio, que tiene necesidad de unas adecuadas infraestructuras socioculturales y religiosas”.

Con la huelga de hambre, el religioso pretende “motivar a los vecinos para que luchen por sus intereses, y presionar a los grupos de la oposición” del consistorio. Lo primero lo ha conseguido y, según comenta, está recibiendo el apoyo de todos los vecinos del barrio.

En cuanto a su salud, a una semana del inicio de la protesta, el religioso se encuentra bien y dos veces al día está siendo monitorizado por un médico que controla su estado. Por lo que manifiesta el padre Pedro Enrique, continuará esta acción hasta conseguir sus objetivos.










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