Noche de la Inmaculada en Sevilla con el consejo de tunas
Antonio Rendón. La tradición de los tunos es cantar bajo un balcón, encantando a las damas con estrofas escritas en romance, con sus capas y sus colores, sus cintas, sus bandurrias, panderetas y guitarras, declarando el amor y buscando una recompensa a sus delirios de voz.
El día 8 de diciembre, las tunas tienen una cita obligada o, mejor que obligada tradicional, el balcón se cambia por un pedestal de dos columnas que corona la plaza del Triunfo, en la madrugada de este día. La dama elegida es una señora de Sevilla que atisba desde lo alto la devoción de los universitarios; la Inmaculada Concepción.
La Plaza del Triunfo cobró un color especial, con las capas y las sotanas de los tunos y las sonatas, que identificó a los universitarios con las becas de colores y las canciones de siempre que trataron de endulzar la noche clave de la Inmaculada Concepción.
Antiguamente, el acto consistía en una salve y una entrega floral. Fue a partir de 1927, cuando un grupo de estudiantes se reunió para cantar a la Virgen cuando comenzó esta tradición.
Fotos: Antonio Rendón Domínguez