Las Llagas de la Semana Santa. Alberto de Faría Serrano

Cuando leas estas líneas, ya vendrán de regreso por las gradas de la Catedral dos misioneras de Cristo que habrán revestido de ceniza y morado a la Virgen de los Reyes. Le habrán impuesto, en el recóndito camarín de su patronazgo, la sencilla y majestuosa tradición cofrade de todos los años; la han revestido de sevillana a inicios de marzo. Como Dios manda. La han revestido de la sagrada y penitente prenda que nos cubre el cuerpo y espíritu. La han revestido de Cuaresma, que llega oficialmente sin darnos cuenta. Porque parece que nunca dejó, ni deja de serlo.

Nuestra Cuaresma comienza, o prosigue según se mire, recitando con ensimismamiento, la oración que el Señor nos enseñó por las callejuelas de la Santísima Trinidad y las Cinco Llagas de Sus manos como fluye a borbotones la devoción antigua por la olvidada Santa Lucia, por el reflejo del brillo de la cerámica de Pisano en Santa Paula, por las ramas agitadas de  los naranjos que sanos, envidian los que ya brotaron en el Mediterráneo, por Santa Isabel, por el olor a incienso de Socorro o por la otrora bulliciosa ojiva de San Román.

Tiempo de reflexión. Era de meditación. Espacio de Recogimiento. Dimensión de Penitencia. Lugar para el ayuno. Universo vital del sevillano que se simboliza en el carácter etéreo y efímero de las palmas del último Domingo de Ramos, hoy quemadas y convertidas en Ceniza,; “Homo quia pulvis es et in pulverem reverteris”.

El símbolo de la Ceniza es perfectamente el símbolo de las glorias pasajeras. Nos enseña que todo lo material que tengamos aquí se pierde, perece, se acaba.. En cambio, todo el bien que engrandezca nuestra alma nos lo llevaremos a la eternidad. Al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos.

El mismo polvo que colmata la conversión y el arrepentimiento, desde tiempos de los sanedritas, se impregna en el aire frío de esta noche por las paredes de Enladrillada, Siete Dolores, Socorro o Sol. Cuando sobre ellas aparezca la sombra de las Cinco Llagas, y se aleje camino del Santuario, será en esta ocasión, el momento adecuado para probarnos ese antifaz que este año queremos y vamos a estrenar; veremos a través de sus ojos todas las insondables llagas de nuestro espíritu cofrade y de nuestra Semana Santa.

Desde mañana mismo “ A través del antifaz”. Que mejor que abrir el Tiempo de la Penitencia que cubriéndonos con él.

A 47 días para que su Esperanza nos ilumine.

Foto: Juan Alberto García Acevedo.