María Auxiliadora recorrió su feligresía repartiendo alegría como prólogo a la Macarena

Francisco Santiago. Hablar de María Auxiliadora Coronada es hablar de la madre de Dios en mayúsculas, devoción llena de gracia que reparte auxilio todos los años y que, como siempre, ha estado arropada por la gran familia salesiana.

Este año con motivo de la visita de la Esperanza macarena, el atrio de la Basílica se encontraba especialmente engalanado, tanto con los colores y banderas corporativas, como por motivos especiales al ser la primera vez que se encontrarán tres Vírgenes coronadas en el mismo sitio.

Los antiguos alumnos, los alumnos, los padres, los niños de primera comunión, los seises, los angelitos, los hermanos dentro y fuera del cortejo y, sobre todo, alegría, mucha alegría que es lo que la sonrisa de María Auxiliadora nos reparte año a año en su salida procesional.

Si a esto le sumamos los sones de Los Gitanos tras San Juan Bosco, cada vez más compenetrados y sonando mejor y la Municipal de Aznalcollar tras la Virgen, pusieron las notas musicales a un prólogo lleno de Esperanza.

Fotos: Francisco Santiago