El Cristo de las Cinco Llagas abrió una nueva cuaresma con su Vía-Crucis

Juan Manuel Labrador. La hermandad de la Santísima Trinidad celebró, en la tarde-noche de ayer, miércoles de ceniza, y como ya viene siendo habitual, su tradicional Vía-Crucis por las calles del entorno de su sede canónica, el Santuario de María Auxiliadora. Una vez finalizó la santa misa de la imposición de la ceniza, la hermandad esperancista del Sábado Santo sevillano comenzó, en torno a las nueve menos cuarto de la noche, el ejercicio de este acto piadoso.

Entre los asistentes a este acto cabe destacar la presencia, junto al Hermano Mayor, Manuel Toledo, de José Roda, delegado del Sábado Santo, y María de los Reyes Santiago, Teniente de Hermana Mayor del Resucitado, además de José María Rubio, próximo pregonero de la Coronación de Nuestra Señora de la Esperanza. El cortejo, por otra parte, lo encabezaba la cruz parroquial, seguido de un pequeño número de hermanos con cirios, y discurrió por todos los puntos previstos de su itinerario, siendo especialmente emotivos los rezos de las estaciones correspondientes en los Conventos de Santa Paula y Santa Isabel, capilla de los Servitas e iglesia de la hermandad de los Gitanos.

Un detalle importante a tener en cuenta es que con motivo de este acto, la puerta de entrada al recinto de los Salesianos de la Trinidad abrió por primera vez sus puertas desde el cierre obligado por el riesgo de derrumbe, de modo que para la tarde de ayer fue apuntalado, y así pudiese salir la comitiva con el Cristo de las Cinco Llagas, aunque se espera, como ya se ha informado varias veces en este medio, que para el próximo Sábado Santo esté en perfectas condiciones, y la hermandad pueda realizar su salida procesional sin ningún problema.

El público asistente fue numeroso al principio, puesto que a medida que avanzaba la noche iba mermando, al ser la jornada de hoy laborable, aunque la imagen cristífera hizo su entrada a la hora prevista, las doce de la noche, finalizando con un emotivo "Salve Regina" a Nuestra Señora de la Esperanza en su capilla del templo salesiano.

 

A mis amigos Francisco y María del Carmen Pernía Romero

Fotos: Juan Manuel Labrador