
La etapa de los Austrias en Madrid comienza en 1561 con el Traslado de
Felipe II. En esta época igualmente, la canonización de San Isidro en 1622 por el Papa Gregorio XV marcó un gran
hito, aunque no sería hasta Felipe IV, en 1625, cuando la corte ve su
mayor incremento y énfasis social. Entre 1622 y 1664 se construye la
Catedral de San Isidro, terminando el período de los austrias con la
muerte de Carlos Felipe II sin dejar herederos.
Siempre, vayamos donde vayamos,
encontramos puntos concretos que hacen que lo cotidiano, se desvanezca
en puntos descritos o admirados tanto en libros como en la realidad.
Pero la imaginería religiosa que tantas veces hemos descrito en la
Semana Santa, no es algo que pueda suscribirse a un determinado punto en
el Sur de Andalucía, y menos aún si nos referimos a la imaginería, como
es nuestro caso concreto, aunque los maestros que trabajaron fueran los
mismos en ambos puntos.
Acostumbrados a hablar, historiar y
magnificar hasta los extremos la tradición sevillana, nos sorprendemos a
veces con los vestigios que la imaginería barroca nos ha dejado en otros
puntos de la geografía, al igual que los posteriores movimientos
escultóricos, con mayor o menor grado de madurez en las obras, pero
siempre desde el punto de vista estético que nos proporciona la
historia.
Por todo esto, les ofrecemos este
breve recorrido por la Imaginería en el Madrid de los Austrias, aunque
por cercanía nos extenderemos hasta los confines de Neptuno.
Comenzamos nuestro recorrido por la
Catedral de La Almudena, en la calle Bailén nº 10, joven templo que aún
aspira a una pronta terminación pero que cuenta entre sus muros con
magnas obras dignas del más puro y esplendoroso barroco.

Por un lado, la portentosa escultura del Cristo de la Buena Muerte, obra
de Juan de Mesa del siglo XVII. por otro, el Nazareno de la
Misericordia, atribuido a Martínez Montañés.
No podemos olvidarnos de la Talla
de Jesús Atado a la Columna, realizada por Guillermo Colomo en 1698.




 En
la Parroquia de San Nicolás, en
la calle del mismo nombre, nº 1, reside la antigua Hermandad de los Servitas.
Allí encontramos al Santísimo Cristo del Consuelo,
crucificado anónimo del Siglo XVIII, así como a su Madre, Virgen
Dolorosa de la Soledad, también llamada "La Misionera", realizada por
Valeriano Salvatierra en 1854.


 En la Basílica Pontificia de San
Miguel, en la Calle San Justo 4, está la sede canónica de la Hermandad
de Los Estudiantes.
Su Titular, el Cristo de la Fe y Perdón, es un
crucificado del siglo XVIII, atribuido al vallisoletano afincado en
Madrid Luis Salvador Carmona.
María Santísima Inmaculada, Madre
de la Iglesia es obra de Juan Manuel Miñarro, realizada entre 1995 y
1996.
Como dato anecdótico podemos decir que su vestidor es Francisco
Carrera iglesias, bordador sevillano que fuera hermano mayor de la
Hermandad hispalense del Cerro y para la cual ha realizado numerosos
trabajos desde su taller de bordados.


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