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Los salesianos organizan «discotecas alternativas» para divertir a 500 jóvenes. La Razón


Alfonso Francia. En Sevilla -¿dónde no?- la sociedad se preocupa de las noches de los jóvenes, que salen como bandadas de murciélagos y llenan las plazas de violencia, ruidos, destrozos, suciedad, libertinajes... De día no hace falta ocuparse, lo suelen pasar en la cama. Hay autoridades que sólo parecen sensibles a la reacción de los vecinos, a punto de explotar por los nervios, el insomnio, los gritos y ruidos, la suciedad... Una sociedad permisiva como la nuestra no se alarma al ver a tantos jóvenes tirados en la calle como soldados muertos en cualquiera de esas guerras estúpidas. En esta nuestra guerra de la noche en que ganan la droga y el alcohol.

«Yo soy guarda de seguridad, pero la mejor seguridad la crean los salesianos», dice Miguel Ruz, que está de servicio casi todos los viernes de diez de la noche a cuatro de la madrugada. Todos los viernes son 400 ó 500 jóvenes los que llenan el patio del colegio salesiano de Triana. Convivencia, deporte, juegos, máquinas son sus actividades durante la noche. Llueva o granice, allí están siempre tres salesianos tras su jornada intensa de trabajo y ante otra jornada densa, la del sábado, que llena también la agenda de tareas.

Creer en los jóvenes. Creen en los jóvenes. Creen en la noche como lugar de encuentro. Creen en la educación. Enseñan, prueban, que hay noche joven, que hay «movida» joven sin droga, sin alcohol, sin molestar al vecindario, con muchos ingredientes de sana diversión, sin costos, sin violencia, sin preocupación para los padres ni para la sociedad. Y un gran mensaje: hay ángeles que velan por los jóvenes. Los jóvenes provienen del colegio algunos, del barrio otros, de ambientes lejanos no pocos. El ambiente sano, el trato fácil, la atención, la seguridad... sirven también de reclamo para emigrantes de todas las razas y colores.

Los medios de comunicación se hacen eco algunas veces pero no se explayan. Ya se sabe, se habla más del derecho a morir con dignidad que a vivir con dignidad. Se habla más de un joven que se emborracha que de 500 que no beben.

Y luego, no hay que olvidar que hay curas en la iniciativa. Eso no vende actualmente y quizás da en rostro a quienes teniendo tantos recursos no tienen voluntad política, prefieren que los jóvenes se pudran a que les incomoden. Sólo cuando los vecinos se «arman», los «responsables» se alarman. Dicen alguna frase bonita para salir en la foto, que lo suyo es moverse por los votos ciudadanos. Los otros se mueven por lo votos religiosos. Los padres de los jóvenes de las noches negras, se quedan en casa y se preguntan muy preocupados por lo que harán o le pasará a sus hijos.

Los salesianos, como don Bosco su fundador, viven apasionados por los jóvenes y expertos como nadie en educación, apuestan por un método educativo: la prevención. Los políticos, muy a menudo, alzan como bandera de sus campañas, los centros de rehabilitación, de reinserción de drogadictos, alcohólicos, delincuentes, menores de la calle, en vez de políticas de prevención. Los salesianos, en cambio, prefieren acompañar a estos jóvenes también mientras se divierten durante las noches de los viernes, para que se diviertan en estas «discotecas alternativas».

Nota: Publicado en La Razón el pasado miércoles 15 de febrero de 2006.










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