Arte Sacro
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El cartel de Primavera 2017 de Nuria Barrera, "Un fondo de armario muy Sevillano"


Arte Sacro. Dice una antigua sevillana, "Abre el viejo arca, madre, que ya es primavera" Hoy, Sevilla, vengo a traerte este humilde regalo. Y, ¡qué regalo para mí, poder expresarte en pinceladas! Expresar cómo te siento, lo que me dueles y cuánto te quiero. Despertaba la Primavera en aquella casa.

Los fríos marcharon. Baltasar entre sus regalos dejó la ilusión de los días del gozo en forma de túnicas nuevas. La diagonal de la luz difuminaba los sueños que colgaban de ese ropero. Sus puertas se abrían a la luz, su calidez florecía en esos claveles que reventaban sangrantes por la belleza acumulada en el barro; alegoría del Génesis. La lentitud callada del esparto, el racheo que trasciende el tiempo, el reloj sin arena dividido, el hueco del capirote donde descansa el vacío que sigue al rito, los trajes colgados cómo flores marchitándose, el cuerpo femenino adivinado y adivinándose en las curvas volandas de los volantes, del baile imposible de quien recibió los dardos de una mirada que traspasó la frontera del tejido. La lana de merino y el terciopelo donde cuaja la huella de los años, los azules que fluyen desde el alma del artista. El suelo de frío antiguo, el ropero que guarda los días luminosos como en un almanaque que no pasan las hojas barberas del tiempo.

No es vanidad. Todo queda. Es la levedad de las sandalias que leen la ciudad con los pies. Las manoletinas que derraman Esperanza. Es el cíngulo suave y es el esparto donde ruge, silencioso, el dolor acumulado en la culpa y el desengaño.

La Penitencia. Es la silla donde se sienta el aire de abril. Que da igual que sea carrera oficial o caseta de feria. Descansa la almohadilla que guarda triunfos y derrotas de Maestros entre pitones en tardes de albero maestrante. Es el reflejo de una luz inevitable que saca el repeluco de la torre con la piel erizada de las sedkas. Es la mano amorosa que aplica la pintura, como la primavera tiñe de veladuras los perfiles de las aristas que más nos conmueven. El cartel dentro del cartel. La Inmaculada que busca a su Cachorro en los cielos ilimitados. El tambor, que es marcha tras un palio y pasodoble ante un Miura. El sombrero que lucha con el sol del camino, fe de arraigo, Triana pura. Las puertas abiertas de la ciudad que se acoge a sí misma en los días del gozo. Es la pintura esa forma del Arte que nos permite llegar a donde no llega nadie.

Es, Sevilla. Un nazareno vestido de Cristo para la Pasión, el arte de vestir una mujer en el Real, la magia de la música tras un palio y el clamor de una tarde de toros. Porque Sevilla es eso, Todo.

Con estas palabras presentaba Nuria Barrera a todos los presentes en una abarrotado Salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla el cartel de las fiestas de primavera 2017. Poco más se puede decir en una obra pictórica que sorprendió gratamente a los presentes en el acto y a la cual y como se suele decir por esta tierra “no le falta un perejil”

Una emocionada Nuria reconoció “es un día muy importante en mi vida personal y profesional. Creo que mi corazón va prendido en este cartel, hecho con muchísimo cariño, y en el que expreso lo que me duele esta ciudad y lo que vivo sus fiestas” en la parte trasera de su obra cuenta una pequeña historia de su ejecución acompañado por estampas del Cachorro, La Virgen de Nuria Santa Ángela, La Esperanza Macarena o la Virgen de la Amargura.  

 

Fotos: Mariano Ruesga Osuna










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