Provincia. Presentado en la Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción la pintura que ilustrará las fiestas de la Subida a su Trono del Retablo Mayor el pasado día 18 de agosto

Arte Sacro. Presentado en la Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción la pintura que ilustrará las fiestas de la Subida a su Trono del Retablo Mayor el pasado día 18 de agosto durante la celebración de la novena obra de Juan Antonio Aguilar.

Esta es la descripción de la pintura:

Constatada la evidente recepción de experiencias artísticas entre Juan Antonio Aguilar y las obras del Barroco que más admira, fiel a su estilo, vuelve a ofrecernos una obra realista fruto de la búsqueda incesante de la belleza, en la que el mensaje principal es directo, limpio de elementos que puedan distorsionarlo, convirtiéndose éste en uno de los asuntos pictóricos que más ha contribuido en la creación de su estilo. Por ello no puede pasarse por alto la posibilidad de que la orientación artística de Juan Antonio hacia el naturalismo, es motivada por el conocimiento y estudio del arte que su vocación como conservador y restaurador le ha permitido.

Esta obra está compuesta por seis personajes dispuestos en dos planos superpuestos entre los que destaca uno principal, en primer plano, y cinco secundarios. Esta diferenciación de planos corresponde a los criterios de protagonismo de los mismos que forman la escena,  tratándose de una composición del sepulcro vacío ante el consejo apostólico, recreada entre luces y sombras sobre un fondo totalmente oscuro en el que se divisa el retablo mayor de la parroquia de Cantillana, trono en el que se encuentra ubicada, presidiendo, la imagen de la virgen en su Asunción Gloriosa todo el año.  

Los diferentes planos compositivos están dispuestos de forma jerárquica, representando la importancia de los elementos según el tamaño de los mismos. La obra se representa en un formato de 61 centímetros de alto por 97 centímetros de ancho, y está organizada en una estructura formal con línea imaginaria diagonal con un eje vertical que la divide en dos partes. Gira en torno a la figura de la imagen de Nuestra Señora de la Asunción que, iluminada con luz focal, se presenta con las manos extendidas como es habitual, representada en primer plano, vista desde su ángulo inferior izquierdo. Se encuentra ataviada con sus vestimentas de oro, ricamente estofadas. Su cabeza despojada de corona y aureola representando el momento previo a su coronación como Reina de los cielos y Madre de los cantillaneros. Con su mano derecha introduce al espectador en la escena de fondo.

A la izquierda, la escena de los apóstoles ante el sepulcro vacío, que recibe un tratamiento de luz ambiental con un grado intermedio de todo el conjunto, mientras que al fondo, entre la oscuridad, se adivina con gran majestuosidad el retablo mayor de la parroquia que espera en su trono central a la Virgen de la Asunción.

Pétalos rojos que caen del cielo de manos de sus hijo envuelven la escena como nexo de unión entre los tres planos.

La técnica utilizada se ajusta igualmente a las características más comunes e identitarias en la obra de Juan Antonio Aguilar. Se trata de una pintura realizada en óleo en soporte de tela de algodón  previamente preparado utilizando el estucado y su posterior pulido.

La factura pictórica con la diferencia de trazado en la pincelada, aunque siempre limpia, contrasta notablemente los diferentes planos de la pintura. El primer plano ocupado por la talla de Nuestra Señora de la Asunción Gloriosa, se trata de una representación realista, fiel a los rasgos estéticos y estilísticos de la imagen, de pinceladas finas y de recorrido corto, muy detallistas, de un alto grado de realismo, y de tonalidades más intensas y saturadas. En cambio, en el segundo y tercer plano predomina una pincelada más suelta y más idealizada, con tonalidades de menor contraste, siendo igualmente figurativos aunque en menor grado que la imagen de la Virgen.