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Opinión. El ombligo de Sevilla: Reverte y Brown se frotan las manos.


 Hace poco más de un año Arturo Pérez Reverte describía Sevilla desde su más que personal punto de vista. Fue en la revista "El Semanal" y, como es normal, miles de críticas cayeron sobre este reconocido escritor. Unas criticaron -con razón- su visión sesgada de la ciudad, y otras montaron en cólera porque vieron heridos sus sentimientos.

Recientemente ha sido el propio Dan Brown quien ambientó parte de su primera obra, Fortaleza Digital, publicada en inglés en 1996, en la Sevilla de mediados de la década de los noventa, donde pone a nuestra ciudad literalmente a parir.

Han pasado 10 años desde la época sevillana de Dan Brown en Sevilla y un año desde el artículo de Pérez Reverte. Desde entonces,  Sevilla sólo ha salido a la calle para festejar la Copa del Rey del Betis y la de la UEFA del Sevilla F.C., pero nadie se ha manifestado por el deterioro, por la inseguridad, por la acumulación de basura en nuestra ciudad y por el estancamiento cultural en que vive.

Sevilla agoniza entre mítines políticos donde la izquierda, la derecha y el centro nos han hecho llorar y reír de pura desesperación. Tenemos el asentamiento chabolista más antiguo de Europa, aquí te atropellan y sólo eres un muerto más, aunque el conductor vaya sin carnet de conducir y se dé tranquilamente a la fuga.

Sevilla vive del turismo, pero los turistas se van echando pestes de una ciudad que huele a orines de caballo en el centro histórico,y  donde tienes que sortear miles de obras para sacar una foto medio decente. Eso sí, ¡¡¡¡Dios!!!!, ¿mira tu que si restauran a la Virgen del Valle y la dejan tan blanca como la nieve? Y eso sin pensar en el Gran Poder... esas son ya palabras mayores.

Una sociedad donde nuestra juventud reta a las fuerzas de seguridad por reclamar un "botellódromo" o donde un partido de fútbol es sinónimo de visitas a urgencias hospitalarias cada fin de semana, no deja muy alto nuestro listón europeo.

¿Cuantos sevillanos no conocen el Alcázar, el Museo de Bellas Artes y, por supuesto, casi no saben situar el CAT, o los museos de Artes y Costumbres? Sevilla se nos muere poco a poco, como han muerto los árboles de la Avenida de la Constitución , como morirán las farolas decimonónicas del mismo entorno y como se mueren tantos y tantos edificios entre pintadas, meadas y motos haciendo el "caballito".

Sevilla está prisionera, secuestrada por su propia idiosincrasia. Hace ya mucho que el “tiempo ordinario” no existe para nosotros. Los jalones de las fiestas –sagradas y profanas- se rellenan con más fiestas por medio, porque nos aterra darnos de bruces de una vez por todas con nuestra propia realidad.

Los políticos no actúan. Pero es que nadie los presiona, y ya sabemos que ellos solo funcionan a base de patadas en el trasero. Sevilla está en pleno proceso de gangrena porque las células vivas hace tiempo que murieron. En las barriadas el movimiento asociacionista vecinal es casi inexistente, y el poco que hay se limita solo a las rejas que protegen sus jardines de los vándalos, sin coordinarse nunca con otras asociaciones para que con la fuerza que da la unión, los ediles pudieran echarse a temblar.

Y la cultura. Es tristísimo constatar que por no saber, ni siquiera sabemos si hay certámenes, concursos, conciertos (de los de verdad, no de bandas semanasanteras), etc. No lo sabemos porque no nos preocupa.  Pero no es esto lo más grave. Mucho más que el abandono, duele el monopolio. El monopolio de un sector de nuestra sociedad sevillana que se cree dueño  y señor de las letras y las artes, que dejó sus pies atorados en el fango del barroco y nunca quiso enterarse de que los siglos XIX y XX trajeron al mundo otras percepciones de la realidad.

Va llegando el momento de gritar al aire que hay una gran masa de sevillanos que, si no les damos pronto su porción de Sevilla, va a terminar por renegar de ella, o bien acudirá a medios desagradables para recuperarla. Hay que conseguir que llegue el día en el que el nombre de la Ciudad se relacione con otros conceptos diferentes a la tradición, al deporte o a la fiesta.  Miremos hacia otros puntos de la geografía –que ya es hora- y aprendamos un poco de ciudades donde la tradición, la fe y la belleza no andan reñidas con la organización, la utilidad y la buena gestión.

Salgamos a las calles, todos a una. Sevilla es de todos, y queremos hacerla avanzar. Miremos hacia los barrios periféricos –los eternos despreciados- y pidámosles su apoyo mientras les tendemos las manos. Porque si seguimos igual continuaremos viviendo una obra teatral desfasada, con un bellísimo escenario que se cae a pedazos y unos actores que no supieron desprenderse de las pelucas, calzas y jubones.

Esta no es la Sevilla que queremos para nuestros hijos. Por desgracia es la Sevilla que describieron Pérez Reverte y Dan Brown. Maldita la suerte que nos ha tocado vivir.

Firmado: (Se admiten más firmas)

Francisco Santiago Barba
Antonio Muñoz Maestre
José Antonio Romero Pérez
Rotxa (rotxa.org)
Alejandro Santiago Medina










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