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Antiguos recuerdos de las fiestas de Sevilla: El programa de la Caseta Er 77 del año 1935. Reyes Pro Jiménez


Pueden ser estos días del año, los finales del mes de junio y de comienzos de julio, aquellos en los que más recordamos las “Fiestas” que hemos vivido recientemente: Semana Santa, Feria, Rocío… volvemos a ver videos, twitter, etc. con nostalgia y pensando en el futuro. Esto siempre ha sido así incluso cuando teníamos solo “medios tradicionales”, de los que aún nos quedan carteles, revistas y programas. Pues hubo un tiempo en que no existían “apps” de seguimiento de itinerarios cofrades ni aplicaciones de estadísticas o análisis de tiempos de paso (y mejor que no existiesen algunas de las que vemos hoy). Se editaban publicaciones en formato de programa de mano y de revista (similares a las que aún quedan) que normalmente se distribuían en los días de la primavera.

En la época de nuestros abuelos y padres, e incluso de nuestra infancia, el rey de la información cofrade era el programa de mano, “Programa de las cofradías” o si queremos “el pograma con toos las cofradías y toos los tinerarios”, como los que habitualmente voceaban los silleros de la carrera oficial. Eran publicaciones de un formato pequeño, el llamado comúnmente “de programa”, pero con bastante información y no menos publicidad. Eran similares a muchos Programas de Semana Santa que hoy proliferan, pero con la diferencia de que los actuales suelen tener una información más escueta sin los artículos y colaboraciones literarias e históricas de esos antiguos Programas, entre los que existían también algunos sobre la Feria de abril (no de mayo).

Como decimos con la guía de la nostalgia, y refugiados de las primeras altas temperaturas del verano, repasamos en casa los cajones y cajas que conservamos de esas publicaciones: revistas, carteles…, cajas en las que a veces hay afortunados “hallazgos”, como uno de esos antiguos Programas: el editado por la caseta "Er 77" correspondiente al año 1935, programa de Feria y otras “fiestas” sevillanas, que es una de las herencias afectivas que mi abuelo me dejó, como tantos otros “trocitos sevillanos” como él los llamaba: libros, folletos, fotos, postales... recuerdos y memoria de la Sevilla que él vivió.

 

Programa de la Peña y caseta "Er 77", de 1935.
Archivo familiar RPJ

Estos Programas de “Er 77” no se limitaban a dar información de la Feria e incluían datos y artículos sobre Semana Santa y sobre Sevilla y los sevillanos. Fueron editados durante años por una de las casetas de la Feria más famosas que tenía el mismo nombre: "Er 77", caseta que estaba a cargo de una peña o grupo de amigos irrepetible y paradigmático de la gracia sevillana. Una Gracia incluso como la entendía José Mª Izquierdo: cualidad o alma de la Ciudad, y nunca como lo gracioso chistoso según el tópico muy extendido de Despeñaperros hacia el Norte.

El “heroico” escudo de armas de la Peña Er 77.
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Pero comencemos la historia por su principio: por el grupo o Peña "Er 77" y su caseta de Feria. El nacimiento del grupo de “Er 77” coincidió con un momento de Sevilla, en vísperas de la Exposición Iberoamericana, en el que ya se iba dejando el carácter hasta entonces tradicional de la Feria ganadera o comercial por un “tipismo” internacional, vendido de cara al turismo, y por las novedades de bailes a lo moderno de la época y vehículos de motor; estos en una progresión que llegaría posteriormente a ser una verdadera invasión de coches, la que vivimos en los años inmediatos al traslado de la Feria a Los Remedios.

Frente a toda esta mal entendida modernidad la Peña Humorística "Er 77" reivindicó el verdadero espíritu de la Feria de Sevilla, siendo el centro de su actividad la caseta así llamada por ser el 77 el número asignado por el Ayuntamiento a la parcela donde se levantaba desde 1927.

La caseta era una auténtica locura y derrochaba buen humor y ocurrencias en un tono desenfadado y alejado de toda política, que sería imitado por otras peñas durante años hasta finales de la década de los 50.

Unos ejemplos de ese buen humor eran el Pozo, el Aula Máxima y el Ratonódromo. En el Pozo no había agua sino vino y cerca del mismo se ofrecían unas literas para que los socios e invitados que se pasaban con el vino pudieran dormir la mona. Famoso fue el caso del “polizón”, un nazi con insignia de esvástica y todo pero con un curda tan enorme que daba sonoros vivas a Largo Caballero. El Ratonódromo era un circuito, pequeño evidentemente, donde ratones rescatados de las trampas de comercios competían en loca carrera, hoy nos parecería seguramente maltrato animal. En la citada Aula Máxima, llamada “Aula Máxima del Palacio de Lona” (como también se conocía a la caseta "Er 77") se pronunciaban “doctas y científicas conferencias” en clave de humor surrealista, a las que era muy aficionado el “Marqués de las Cabriolas”, figura central de la caseta "Er 77" de quien inmediatamente hablaremos, y quien además solía pronunciar estas conferencias humorísticas y surrealistas en cualquier ámbito donde se lo permitían.

Texto de una conferencia del “Marqués de las Cabriolas”.
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El humor llegaba incluso a la decoración de las pañoletas de la caseta y de su interior, cada año dentro de un estilo diferente: el estilo Barroco, consistente en diversos cacharros: búcaros, jarras, lebrillos, cantaros… todos de barro (barro…co); el estilo Churrigueresco, a base de ruedas de calentitos colgadas por la Caseta; el Cubista, con numerosos cubos de zinc; el Plateresco, con todo tipo de platos (soperos, llanos, de postre…).

La Caseta “Er 77”, ilustración del Programa de la caseta Er 77 de 1935.
Archivo familiar RPJ

En ese grupo de “Er 77” destacaron tres personas, tres grandes personajes de cuyas personalidades lo característico eran sus nombres y títulos “adquiridos” en un ejercicio de gracia y de buen humor: el Marqués de Las Cabriolas; el Conde de las Natillas y el Maestro Currito.

El personaje central y más conocido de la Peña fue el ya citado Marqués de las Cabriolas (apodo que le vino de una fiesta en el que participó vestido como un noble de la corte de Luis XV). Su verdadero nombre fue Luis Martínez Vice, nacido en 1891 (en la calle San Eloy) y fallecido a comienzos de 1959. Tuvo una vida viajera e interesante, siendo en su primera juventud trabajador de la empresa Bazar Sevillano se embarcó como polizón para torear como "El Niño del Bazar" en Argentina, Paraguay y Uruguay. Posteriormente viajó por Centroeuropa pero su añoranza por Sevilla le impulsó a regresar y comenzó a trabajar en seguros en la  Previsión Española, esto le facilitó conocer a la sociedad sevillana de los años veinte que se preparaba para el evento  de la Exposición. Luis Martínez Vice tuvo la idea de reivindicar la tradición y el carácter de Sevilla que veía peligrar en esos años; así, funda en 1927 la Peña Humorística Er 77, lo que sería el eje de su vida.

La caseta de Feria Er 77 llego a ser famosísima, en la Feria de 1930 incluso la Reina Victoria Eugenia la visitó.  Pero en un momento dado de la década de 1930 el grupo de amigos o Peña decidió no limitarse a las reuniones en la Feria y extendió sus actividades a todo el año. Se crea entonces el "Manicomio" en el domicilio del “Marqués”, en la calle Cardenal Lluch número 16 del recién urbanizado barrio de Nervión. Allí se celebraban reuniones humorísticas totalmente “surrealistas”, principalmente con parodias de los “trepas y aparentones” (pues siempre han existido en Sevilla quienes aparentan ser grandes personajes), con disfraces e ingenio…que recuerdan las cenas del grupo literario de la generación del 27. Su humor, siempre respetuoso y que hoy nos puede parecer ingenuo, era desmedido y enloquecido, con un punto similar al humorismo de los hermanos Marx. Pero los miembros de la Peña no se quedarían en el humor por el humor o en pasárselo bien de juerga, pues llegan a idear actividades benéficas para los niños del Sanatorio de San Juan de Dios sin renunciar a ese ingenioso y original humor que derrochaban en la caseta.

Entre estas actividades para las obras asistenciales de los Hermanos de San Juan de Dios hubo dos muy sonadas en la Ciudad. Una de ellas, que tuvo lugar en mayo de 1954, fue el homenaje a "Babieca", el caballo del Cid Campeador, por haber sido excluido en la Semana del Caballo de Jerez de la Frontera. Organizaron un desfile delante de la estatua del Cid con todos los burros que "quisieran asociarse" al acto, los cuales serían obsequiados con cebada de los Almacenes de Cereales de Manuel Espinosa de calle Adriano, y sus dueños o arrieros con unas copas de vino del Real Tesoro de Jerez y de Manzanilla "Clásica" de Florido Hermanos de Sanlúcar de Barrameda. Dejaron sin comer un día a los burros que situaron ante el monumento del Cid y así cuando sacaron la cebada los burros le hicieron honor cebándose rápidamente. También se anunció que el caballo de la estatua sería rifado por el Cupón de los Ciegos y que el agraciado podría dejarlo allí pues el premio ¡no tenia caducidad ni límite de tiempo para retirarlo!

También en beneficio de la Orden de San Juan de Dios se organizó el traslado de un enorme piano desde la calle Cardenal Lluch hasta Los Remedios, siempre a hombros y previo pago de dos pesetas cada vez que se ejercía de “costalero”. Cada dos minutos se hacía un descanso para descansar y tomar unas copas y además en lugares señalados se pararía para un concierto por sevillanas. El recorrido se hizo el 19 de septiembre de 1953 desde las 6 de la tarde y se supone que llegarían en la mañana del día siguiente, ¡increíble!

En la Peña y caseta existieron otros miembros destacados, como el Maestro Currito (no confundirlo con Currito el dorador) y el “Conde de las Natillas”. El "Maestro Currito" se llamaba José Antonio Herrera López y era muy aficionado al baile, siendo un consumado maestro en las sevillanas. Desempeñó en "Er 77" el puesto de secretario en el que sería sustituido desde 1941 por el Conde de las Natillas, cuyo nombre era José Martínez López, siendo su “título” muy apropiado ya que trabajaba en la confitería La Campana. El Maestro Currito fundaría una peña que editó en los siguientes años un Programa en un tono similar al de la Peña "Er 77".

Podemos poner otros ejemplos de componentes sobresalientes del grupo que además estuvieron muy relacionados con los Programas: como Braulio Ruiz Sánchez, pintor y cartelista, autor de cuadros cofradieros e ilustraciones, en "Er 77" su apodo muy acertado era "Caballete". Otro socio que contribuyó en la edición de los Programas fue Hilario Gutiérrez Gil "El Poeta", autor de gran parte de las poesías que fueron publicadas en ellos.

La entrada del Gran Poder, foto anónima en el Programa Er 77 de 1935.
Archivo familiar RPJ

Varios textos de Núñez de Herrera correspondientes a “Teoría y Realidad de la Semana Santa” se reprodujeron en estos Programas de la Caseta "Er 77", ya que la publicación no se limitaba a los temas de la Feria pues también tenía cabida la Semana Santa e incluso la romería de la Virgen de los Reyes a Quintillo, por entonces renacida, anunciada en el ejemplar de 1935.

Itinerarios y horarios del Viernes Santo tarde en el Programa Er 77 de 1935.
Archivo familiar RPJ

Sobre la Romería de la Virgen de los Reyes. En el Programa Er 77 de 1935.
Archivo familiar RPJ

Otros nombres conocidos que colaboraron en los Programas fueron Juan Lafita, Andrés Martínez de León, Domingo Wasaldúa Villalba (Tropezones), Caro Romero, Rodríguez Buzón, Ricardo León o Manuel Barrios entre otros muchos. Aparte de los colaboradores del Programa, la caseta "Er 77" fue frecuentada por los hermanos Álvarez Quintero y visitada por Carlos Reyles, Jacinto Benavente y Rafael Belmonte, e incluso por la Reina Victoria Eugenia, como hemos dicho.

Con un objetivo informativo y de divulgación sobre las Fiestas de Sevilla la Peña humorística "Er 77" editó estos Programas desde 1927 a 1958; eran programas de mano y por tanto publicaciones de pequeño formato (16,5 x 12 cm), sin numeración y de periodicidad anual: contenían mucha publicidad, lo que hoy nos ofrece una información valiosísima de la Ciudad y sus habitantes. Con el fallecimiento a principios de 1959 de Martínez Vice murió también el espíritu de la publicación e incluso el de la peña "Er 77".

Un último programa de la Peña Er 77.
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Muy pocas personas han vivido en Sevilla con más sentido del humor que Luis Martínez Vice, "Marqués de las Cabriolas", Presidente de la Peña "Er 77" y Director de su Manicomio. Tenía un sentido del humor tan increíble como surrealista pero también sentía, como todos los miembros y simpatizantes de la inolvidable Peña "Er 77", un amor enorme por la Ciudad, por sus Fiestas, por sus tradiciones, por su personalidad y su Gracia. Amor felizmente desmedido que se resume en su Programa de 1935, en su portada: "Er 77 por Sevilla" y en una frase de la salutación o introducción, recogida como su lema: “Por Sevilla, todo”

 

Reyes Pro Jiménez
Historiadora y bibliotecaria










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