Provincia. Coria del Río coronó a su venerada Patrona, Nuestra Señora de la Estrella

Manuel Pinto Montero. Coria del Río vivió el pasado sábado 21 de junio un día de júbilo y devoción junto a su excelsa Patrona, Nuestra Señora de la Estrella, que recibió el regalo de su pueblo en forma de hermosa corona para ceñir las sienes de la mejor de las madres. Siglos de devoción y fervor de este pueblo ribereño que se engalanó en uno de los días que quedará en la memoria de todos los hermanos y devotos que cumplieron el anhelo de coronar a la Patrona de todos los corianos.

El sol bañaba las casas de la localidad cuando las campanas de la torre de la Parroquia de la Estrella llamaban a los corianos a acompañar a su Patrona hasta el Prado de la Soledad, lugar elegido para la celebración Eucarística. Numerosas mujeres de mantillas conformaron un largo cortejo para  acompañar a la Virgen de la Estrella en un glorioso traslado. Minutos antes de las seis y media de la tarde el paso era elevado en el presbiterio del Templo e iniciaba el traslado. Pocos minutos después la Virgen de la Estrella atravesaba el dintel de su Templo y se encontraba con una plaza exornada con flores de papel que anunciaban que algo grande se estaba viviendo en el pueblo.

Poco a poco transitaba por las calles de Coria del Río acompañada por los sones del Coro Hispalensis Antiqua y por numerosos hermanos y devotos en una calurosa tarde. La Virgen de la Estrella dejaba atrás la calle Iglesia o la calle Porche para buscar la calle Tres de abril engalanada con arcos y flores de papel antes de llegara a la Plazoleta de Nuestra Señora del Rocío donde la campana de la Capilla del Rocío repicaba en honor de la Patrona de Coria. La Hermandad del Rocío recibió a la Virgen de la Estrella con su Simpecado entronizado en la bella carreta de plata teniendo a sus pies una reproducción en plata de la Patrona.   

Cruzaba la avenida y se adentraba por la calle Nebrija y Doctor Marañón antes de adentrarse en el Prado de la Soledad donde la Hermandad había levantado un hermoso altar. En este punto fue despojada de la tiara de flores entalcadas que portaba en sus sienes. El sol se extendía por todo el Prado cuando los sones de la Banda Municipal de Coria del Río sonaban para acompañarla en los últimos metros que la llevarían al altar de Coronación minutos antes de las siete y veinte de la tarde.

Se ultimaban los detalles en el altar mientras el pueblo de Coria del Río ocupaba el recinto preparado con mimos por la Hermandad. Como es tradicional el Arzobispo de Sevilla se postraba a las plantas de la Virgen de la Estrella mientras el pueblo coriano lo recibía con una gran ovación. A las ocho y media de la tarde se iniciaba el solemne Pontifical de Coronación que estuvo acompañado por el Coro Dabar, el Coro Parroquial de Santa María de la Estrella y la Banda Municipal de Coria del Río.

El Arzobispo recordó la historia mariana del pueblo de Coria del Río y la devoción antigua de este pueblo ribereño por su Virgen de la Estrella. La devoción a la Virgen de la Estrella en Coria del Río se remonta al siglo XIII, con la construcción del Templo Parroquial promovida por el Rey Alfonso X, quien compone en su Cantiga CCCXXIII, donde se narra el milagro de la resurrección de un infante de Coria del Rio.

Tras la homilía tenía lugar la bendición de las coronas realizadas por el orfebre granadino Alberto Quirós bajo diseño del artista malagueño Curro Claros. La corona está realizada en plata bañada en oro y con diversas joyas donada por su pueblo de Coria del Río. Cercano a las nueve y cuarto todos los ojos se centraron en el rostro inmaculado de María de la Estrella cuando el Arzobispo de Sevilla, don José Ángel Saiz Meneses, volvía  ponerse ante la Santísima Virgen para ceñir sus sienes con el símbolo de la Realeza. A las nueve y catorce imponía la corona al Divino Lucero, aunque con un poco de dificultad que el Arzobispo supo remediar con su simpatía. A las nueve y dieciséis llegaba el momento esperado y se cubrían las sienes de la Santísima Virgen de la Estrella con esa bella corona que su pueblo le ha regalado como símbolo de fe y devoción a la Patrona de los corianos  desde hace siete siglos.

Nuestra Señora de la Estrella Coronada es obra de Antonio Castillo Lastrucci del año 1937, aunque su fisonomía actual debe mucho a Francisco Buiza que la restauró tras un incendio ocurrido en el Templo Parroquial en el año 1954. La devoción que su pueblo de Coria del Río siente por la Patrona hizo que en el año 1996 recibiese la Santísima Virgen la primera Medalla de Oro de la localidad.

Tras la Eucaristía se iniciaba la triunfal procesión gloriosa de la Santísima Virgen de la Estrella por las calles de su pueblo que con la esperaba con devoción. Pasadas las diez y media de la noche el paso era elevado en el altar y se iniciaba el triunfal paseo de la Patrona coronada. Con los sones de la Banda Municipal de Coria del Río y al son de las marchas procesionales compuestas en su honor la Virgen de la Estrella bajada del altar con la luna como testigo. El cortejo ocupaba todo el Prado de la Soledad tras la Banda de Cornetas y Tambores Presentación la Pueblo de Dos Hermanas que abría el cortejo compuesto por las Hermandades locales y otras Hermandades venidas de distintos rincones, destacando las Hermandades rocieras que cruzan la barcaza de Coria del Río cada primavera.

Las calles de Coria del Río se engalanaron para la Patrona en esa noche para la historia. Dejaba atrás el Prado de la Soledad buscaba la calle Martínez de León alejándose de las orillas del Guadalquivir que contempló como la coronaba. Se adentraba en la estrechez de Méndez Núñez mientras era piropeada desde los balcones. La calle San Juan la esperaba al filo de la media noche con una alfombra de flores en toda la calle. Al final la esperaba la Hermandad de la Vera Cruz con el repique de campana de su Ermita en lo alto del Cerro. Emotivo fue su paso por este lugar donde se rezó la Salve mientras la Virgen de la Estrella subía los primeros escalones del Cerro.

Antes de abandonar la calle San Juan la Virgen de la Estrella quiso despedirse de todos los puntos de este rincón y se adentraba por la calle Martijera. Para esta magna ocasión la Virgen de la Estrella estrenó saya, pecherín y fajín bordados en oro sobre tisú de oro, todo ello regalo de la Hermandad del Cautivo. También lució el tocado de tul de hojilla del siglo XII donado por los devotos. Para esta ocasión se ha restaurado el manto de terciopelo azul bordado y su toca de salida. También estrenó el cetro de plata de ley sobredorada diseñado y realizado por los mismos autores que la corona. En el fajín se pudo apreciar la Medalla de la Ciudad de Sevilla cedida por la Madrina de la Coronación, doña Pastora Soler. El Divino Lucero también estrenó túnica a juego con la Santísima Virgen regalo de la Hermandad del Cautivo, así como el Orbe y los zapatitos.

La Virgen de la Estrella procesiona sobre paso con respiraderos de madera tallada y peana del mismo material. La alumbran candelabros de guardabrisas en las esquinas y en la trasera, más las q se posan sobre su peana. En la delantera portó en plata la talla de una Inmaculada. Para esta ocasión el paso estuvo exornado con nardos y rosas blancas que perfumaron todos los rincones por los que transitó la Santísima Virgen.

A las doce y media de la noche llegaba la Virgen de la Estrella a las puertas del Ayuntamiento donde las Hermandades la despidieron antes de continuar buscando el Convento de las Hermanas de la Cruz por la calles Antonio Pérez Tinao y Quevado. Tras el saludo a las Hermanitas de los pobres y con sus rezos en las calles de Coria del Río la Santísima Virgen continuó su triunfal paseo por las calles más emblemáticas de la localidad. Pétalos y cánticos recibieron a la Patrona coriana en estos rincones donde su devoción lleva presente desde hace siglos llenando de fe y sentimientos una noche de ensueño para Coria del Rio.

La Virgen de la Estrella visitó la Capilla de la Soledad que la esperó en el presbiterio. Por unos minutos compartieron templos dos grandes devociones corianas coronadas, la Virgen de la Soledad y la Virgen de la Estrella. Veinte años separan ambas muestras de amor y devoción mariana de este pueblo de la ribera del Guadalquivir. Ya de madrugada continuaba buscando la Capilla del Rocío donde volvió su mirada a la Virgen marismeña que horas antes la despedía sin su corona, y ya de vuelta a su Templo la contemplaba coronada.

El sueño se había cumplido. El trabajo, el esfuerzo y el anhelo de la Hermandad se vio recompensado en una magnífica jornada que quedará guardada en la retina de todos los corianos que acompañaron a su Patrona el día de su Coronación Canónica, brillante en los momentos de dificultades y también en los momentos de alegría. Coria del Río soñó con ver coronada a su Patrona, como Alfonso X pensaría en ella al componer su Cantiga.

TRASLADO AL PRADO DE LA SOLEDAD

MISA PONTIFICAL DE CORONACIÓN CANÓNICA

PROCESIÓN TRIUNFAL DE NUESTRA SEÑORA DE LA ESTRELLA CORONADA

Fotos: Manuel Pinto Montero.