Provincia. Cinco siglos de devoción a Nuestra Señora de Guía en Castilleja de la Cuesta

Manuel Pinto Montero. Un año más Castilleja de la Cuesta caminó hacia la Ermita de la Virgen de Guía en la tradicional jornada del 2 de julio, día en el que se celebra la gloriosa procesión de la Santísima Virgen, tras la celebración de sus cultos. Este año estos cultos han sido más especiales para los devotos ya que ha tenido lugar un triduo itinerante por los templos de Castilleja de la Cuesta que han cobijado a la Santísima Virgen de Guía en sus anuales cultos.

El motivo de estos cultos itinerantes ha sido la Conmemoración del V Centenario de la Devoción a la Virgen de Guía en Castilleja de la Cuesta. Desde 1525 se tiene constancia de la veneración del pueblo de Castilleja a la Virgen de Guía cuando apareció una imagen mariana con esta advocación en los muros de su Ermita enclavada en la mítica cuesta del caracol entre los términos municipales de Castilleja de la Cuesta y Camas. Los terrenos donde se levanta la Ermita fueron adquiridos en 1634 por el Conde Duque de Olivares.

Nuestra Señora de Guía es una talla de autor anónimo del siglo XVII y cada 2 de julio procesiona por la localidad en recuerdo de la antigua Festividad de la Visitación. La Santísima Virgen de Guía procesiona en paso de plata con candelabros de guardabrisas en sus esquinas y con una gran variedad de flores de tonalidades blancas.

La Virgen de Guía lució saya de tonos claros bordada y manto de brocado de tono rosa, color identificativo de la asociación Parroquial. En su mano izquierda sostiene al Santísimo Niño Jesús, mientras que en la derecha porta cetro de plata. Sobre sus sienes porta corona de plata. La imagen quedó enmarcada en ráfaga de metal plateado. Nuestra Señora de Guía ostenta, desde 1891, el protectorado sobre el Ayuntamiento de Castilleja de la Cuesta por ello porta un pequeño querubín el bastón de mando en la delantera.

Los sones de la Banda Municipal de Coria del Río acompañaron a la Virgen de Guía que paseó por calles emblemáticas de la localidad visitando los distintos Templos hasta las primeras horas de la madrugada cuando regresa a su Ermita donde aguarda la llegada de un nuevo mes de julio para contemplar una vez más las calles de un pueblo que se postra ante ella desde hace cinco siglos.

Fotos: Manuel Pinto Montero.