Ofrenda en prosa a Nuestra Señora de los Ángeles

Fco Javier Montiel. El 2 de agosto no es solo una fecha: es una cita del alma con el cielo. Ese día, el corazón del pueblo late distinto, porque es la fiesta de nuestra Madre, la Virgen de los Ángeles, la que escucha sin demora y abraza sin medida. Hay algo en su presencia que no se explica, solo se siente: una paz que no se impone, pero que lo envuelve todo.

¡Oh Virgen de los Ángeles, celestial Señora coronada de luz y ternura! El pueblo entero eleva su alma en fervor y gratitud. Eres alba que vence las sombras, consuelo del abatido y faro que guía al peregrino.

La gente te habla como se le habla a una madre: con sencillez, con lágrimas a veces, pero también con confianza. Porque bajo tu manto se cobijan los que sufren, y en tu mirada serena encuentran paz los que la buscan. Tus manos delicadas ofrecen el auxilio del cielo, y tu presencia entre los Negritos de Sevilla es bálsamo de fe antigua y viva, de esa que se transmite con el ejemplo y se reza en voz baja.

Madre de los Ángeles, Reina de humildad gloriosa, que nuestras voces sean incienso ante ti, y nuestros corazones, ofrenda de amor sin medida. Hoy, como ayer y como siempre, sabemos que no estamos solos, porque tú caminas con nosotros, callada pero atenta, presente en cada oración sencilla.

En esta fiesta bendita, renovamos la alianza con tu ternura, y proclamamos con gozo:

¡Viva la Virgen de los Ángeles!

Fotos: Fco Javier Montiel