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Consolación, la Virgen que viajó con los franciscanos desde tierras onubenses


fjmontiel_Consolacion_Los_Terceros_20250824_124659Fco Javier Montiel. En el templo sevillano que fuera casa espiritual de los Padres Terceros Franciscanos, una imagen mariana preside con silenciosa elocuencia: la Virgen de Consolación. Tallada en madera y policromada por manos anónimas del siglo XV, esta escultura no solo representa una joya del arte sacro medieval, sino también una historia de fe que cruzó comarcas, cambió de advocación y se convirtió en símbolo de consuelo para generaciones de fieles.

De Morañina a Consolación: una advocación que viaja

La historia de esta imagen comienza lejos de Sevilla, en el Condado de Niebla. Allí, en la antigua ermita de San Juan de Morafina, situada en el camino de Almonte, sobre el altozano de Los Villares de Marchenilla, se veneraba a Nuestra Señora de Morañina. Era una devoción profundamente arraigada en la religiosidad popular de Bollullos del Condado, donde la Virgen era protectora de caminos, campos y almas sencillas.

Pero en 1603, los Padres Terceros Franciscanos decidieron abandonar la comarca onubense. Vendieron sus propiedades al cura de Almonte, Juan Pinto, y se instalaron en Sevilla. Con ellos, como parte esencial de su patrimonio espiritual, llevaron la imagen mariana. Así, la Morañina se convirtió en Consolación, y encontró nuevo hogar en el templo que los franciscanos levantarían en la capital hispalense.

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Arte e iconografía: una talla que habla

La imagen, de autor desconocido, responde a los cánones del gótico tardío. Su rostro sereno, de mirada baja y expresión contenida, transmite una ternura que invita al recogimiento. La policromía, aunque desgastada por el tiempo, conserva vestigios de su esplendor original: tonos suaves, dorados discretos y una paleta que realza la espiritualidad sin caer en el exceso.

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La Virgen aparece entronizada, con el Niño en brazos. Él sostiene un pequeño globo terráqueo, símbolo de su soberanía universal. El conjunto refleja una iconografía sobria pero cargada de significado teológico: María como trono de sabiduría, portadora del consuelo divino.

Consolación: presencia maternal en Sevilla

Desde su llegada a Sevilla, la imagen se convirtió en titular del templo franciscano. Su advocación como Virgen de Consolación no fue casual: respondía al espíritu de acogida, pobreza y ternura que caracterizaba a los Terceros. En ella, los fieles encontraron refugio espiritual, consuelo en la enfermedad, compañía en la soledad.

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Habitualmente, la talla se encuentra en su camarín rococó, en la zona media del retablo mayor de la iglesia de los Terceros, desde donde contempla el templo con majestad discreta. Sin embargo, debido a los trabajos de restauración y limpieza que actualmente se realizan en dicho retablo, la imagen ha sido trasladada temporalmente a un pequeño retablo lateral. Este se encuentra cerca de la Virgen del Subterráneo, titular mariana de la Hermandad de la Cena, lo que permite a los devotos contemplarla más de cerca y apreciar detalles que normalmente pasan desapercibidos por la altura.

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Este acercamiento físico se ha convertido también en una oportunidad espiritual: ver a Consolación más próxima es, para muchos, una forma de renovar el vínculo con una imagen que ha acompañado a Sevilla desde hace más de cuatro siglos.

 

Fotos: Fco Javier Montiel









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