Opinión. ¿En qué nos estamos convirtiendo? Francisco Santiago
Algo está pasando en este mundo de las Hermandades y Cofradías de Sevilla. Cada vez con más frecuencia es más factible ver titulares sobre procesos judiciales o incoherencias entre corporaciones, que lo que es en sí mismo el propósito para el cual fueron creadas estas instituciones.
Una Titular de una Asociación cofrade es “secuestrada” por el párroco y casi literalmente condena a la extinción a dicha pro-hermandad; unos hermanos mayores se afanan en no dejar que nuevas hermandades vayan a la Catedral; una hermandad penitencial no encuentra su sitio oficial en un día concreto porque… no la consideran como tal;... y así podríamos seguir hasta llenar folios y folios.
Estamos convirtiéndonos en un submundo dentro de la religión católica, porque estamos dando rienda suelta a nuestra parte “humana” y estamos olvidando a pasos agigantados la parte Divina por la cual somos y estamos…
Como ya plasmo Valdés Leal en sus postrimerías, la podredumbre se está adueñando de los cuerpos que se forman en nuestras asociaciones de laicos. Sí, laicos, esa palabra tan de moda que, como era de esperar esta volviendo a sus orígenes (viene del griego).
Igualmente, la definición de laico viene a decirnos que “es una actitud de una persona u organización que defiende la igualdad de privilegios políticos, económicos y culturales en materia de religión, garantizando la libertad de conciencia además de la no imposición de las normas y valores morales de ninguna religión o creencia”.
Felicidades a todos, lo están consiguiendo poco a poco. En breve todos nuestros templos serán parte de la Junta de Andalucía, en mayor o menos medida, al ser el único estamento capaz de mantenerlos en pie.
Felicidades, en breve el alcalde de Sevilla será el que de el visto bueno a las nuevas juntas de gobierno, ya totalmente instituidas como laicas.
Felicidades a los colectivos antaño “marginales” y que ahora son parte fundamental en el día a día de las cofradías y su entorno.
Felicidades a los ateos, escépticos, agnósticos y herejes, porque poco a poco se van adueñando de la situación, convirtiéndonos en sectores minoritarios y sin posible defensa.
Bienvenidos al siglo XXI, Tercer Milenio que, como no pongamos un poco de nuestra parte, será el principio del fin.
Foto: detalle del cuadro Las Postrimerías de Valdés Leal - Iglesia de San Jorge / Francisco Santiago