Es ahora, no en Cuaresma. José Cretario. ABC Sevilla
LA mala suerte que ha tenido la hermandad de la Resurrección este año no ha sido solo que le agredieran a uno de los nazarenos de su cortejo cuando por una calle desierta peregrinaba la cofradía a la Catedral. El infortunio de aún mayor magnitud ha sido que no hubiera en aquel momento una cámara que captara el momento. Si esa escena, que imaginamos tremenda, llega a difundirse en la Prensa, en internet o en la televisión, el impacto causado por los hechos en la opinión pública necesariamente habrían obligado a buscar la solución que cada vez se antoja más necesaria al problema que arrastra la cofradía de Santa Marina. El tema se encuentra enconado y tal vez más que nunca. Hay quien está llegando a plantear, de momento con la boca chica, que una salida puede estar en reconsiderar la naturaleza penitencial de la corporación y enviarla al territorio de las glorias, pero esa sería una salida demasiado traumática para una corporación que no ha tenido una vida fácil. Después de tres cuaresmas forzando el cambio de ubicación, cada una de las partes se ha enrocado en su posición inicial. De ahí parecen que no salen: ni la hermandad renuncia a su aspiración de salir el Sábado Santo, ni el Consejo abjura de aquel estudio elaborado en el año 2005 en el que se indicaba que el lugar de la Resurrección es la Pascua o las horas de su entorno. Se pudiera pensar que si cambian los actores (las relaciones entre Manuel Román y Juan Muñoz Jigato son prácticamente inexistentes) variaría el horizonte, pero como los anhelos inútiles conducen a la melancolía -los dos seguirán en sus puestos en la Semana Santa de 2008- hay que pensar en hacer el cesto con los mimbres que se tienen. Faltan menos de 10 meses para la cuaresma. No parece que sea un periodo de tiempo estrecho para ponerse a pensar en una salida que satisfaga a la cofradía y que encaje dentro del planteamiento del Consejo. Posiblemente esa solución de compromiso no sea el máximo al que aspira la Resurrección, pero con todo será mejor que su ubicación actual. Si la gente de las cofradías se ha distinguido a lo largo de la historia por algo es por tener imaginación. Sin ingenio no tendríamos la joya que nos llena de orgullo. Por eso con cesiones por ambas partes y sobre todo con imaginación, la hermandad de Santa Marina y las cofradías en general pueden evitar que el año que vienen estemos lamentando por ejemplo agresiones a los nazarenos. Es ahora y no en Cuaresma el momento de empezar a hablar del Resucitado.