La cucaña, símbolo trianero

Francisco Santiago. La caló predominante en los días finales del mes de julio sevillano, se combate en el barrio de Triana a golpe de "cucaña", una de las pocas versiones oficiales para poder bañarse en el Guadalquivir y pasar a la posteridad en miles de fotos, tanto foráneas como locales.

Este concurso de habilidad, todo un símbolo de identidad trianero y quizás el más conocido de todas sus representaciones nacionales, nació en Nápoles en el siglo XVI y desde siempre, ha estado íntimamente relacionado con la Velá trianera dedicada a Santiago y Santa Ana.

Todos los años, durante todos los días de la Velá y a los pies del embarcadero de la calle Betis, el barco que sostiene la cucaña se convierte en lanzadera de jóvenes intrépidos y escaparate donde se reune una gran cantidad de público expectante ante la habilidad, maña y acrobacias de los, en su mayoría, jóvenes participantes, aunque también hay una categoría de adultos.

Precisamente, a pesar de estar situada al aire libre y a pleno sol, es uno de los momentos donde más disfruta el público y donde no se conocen incidentes típicos de estos festejos locales.

Los participantes, más que por el premio, lo hacen por pura diversión y arrojo, pues hemos de reconocer que los más de 30 y menos de 50 euros de los premios, en sustitución del clásico jamón, no dan para mucho, aunque sí para diversión garantizada.

La cucaña, ahora también llamada "Memorial Juan Antonio Castellano Linares" (Niño Isidro) consiste en un palo untado con material resbaladizo (detergente biológico), por el cual tienen que marinear (sin agarrarse) para coger el banderín situado en su extremo.

Fotos: Francisco Santiago