Arte Sacro
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A Pedro, de tu amigo Ignacio. Ignacio del Rey Molina


 Pedro:

Porque confío en que me escuchas, en que estás ahí, sé que sientes mi voz, quiero, que los que están aquí, sepan que te fuiste riéndote y gastando las bromas que junto a tu forma de ser, te hacían especial.

Quiero que a ellos, les contemos que estás en la cima más alta de la montaña más grande viéndonos a todos.

Quiero que sepan que tú estás clavando el banderín de la alegría, en la nube más alta del cielo de los grandes.

Quiero que sepan que en la gloria, estás rematando la mejor de las faenas y, sin duda, en el mejor de los ruedos.

Quiero que les contemos, que la Caridad, la misma del Guadalquivir, esa marcha que andando por Asturias silbabas continuamente, ya tiene un nuevo ángel que le sujete el capote del llamador que la levanta al cielo cada Miércoles Santo, que serás tú el que colocarás la última rosa a los pies de la Piedad, que ayudarás al Señor de Sevilla a levantar su cruz por la Gavidia, que seguirás andando por los montes con el jarrillo de acero y la mochila de la ilusión, que llevarás tu pañoleta colgada siempre a tu cuello, porque hoy en Sevilla, tu Sevilla, recordamos tu risa, tu alegría, tu saber estar, tu don de gente, pero con lo que realmente, nos quedamos de ti, Pedro, es con tu corazón, que en los 16 años mejor aprovechados del mundo, ha crecido y crecido, convirtiéndote, en lo que eres, una gran persona.

Una gran persona que ofrecía lo que tenía, aunque él fuera el primero que lo necesitara, que prestaba su mano y ayudaba al que tenía a su lado, un luchador de sus proyectos, y yo, que tengo el orgullo de decir que he sido uno de los que ha disfrutado con él de la vida, hasta el último minuto, puedo contaros, que nunca le ha faltado, el humor que le caracterizaba, una sonrisa en la cara y sus ganas de vivir, que es con lo que el Cristo de la Misericordia, ha decidido quedarse de él, y lo tiene ahí arriba, contando las mejores anécdotas de su vida.


Ya me lo imagino saltando de nube en nube con su bicicleta, buscando la primera fila de barrera, para no perderse nada de lo que pase aquí abajo.

Demos gracias que, de Pedro, siempre nos quedará un buen recuerdo, una sonrisa y el privilegio de haber conocido a uno de los mejores seres que han puesto los pies sobre la tierra. Pedro ha dejado la huella de su mano grabada en nuestros corazones y no se va a borrar nunca.


A todos nos queda la certeza y la tranquilidad, que desde el cielo, tú cuidarás y guiarás a las dos personas que más quisiste en la Tierra.

Ignacio del Rey Molina

Foto: http://azulbaratillo.blogspot.com









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