Carta abierta a la junta de La Paz. Francisco Santiago.

Hacia un lustro que no visitaba el besamanos de María Santísima de la Paz y en este 2009, con el cambio de junta y a pesar del mal tiempo, quise volver al Porvenir en tiempos onomásticos con aroma a Paz.

Lo siento, pero no estoy nada de acuerdo en que los fotógrafos tengamos una hora (de 15:00 a 16:00) para hacer nuestra labor y que, no sólo no se corte el besamanos, que tampoco es necesario, lo que más me incomoda al menos a mí, es que no nos hayan dejado acercarnos a la titular y que, además hayan permitido que los que besaban la mano de la Virgen, se pudieran quedar delante de la misma sin que nadie les dijera lo más mínimo, aparte de los ya conocidos retrato de familia junto a la titular.

Yo, como en muchas ocasiones, podría estar equivocado en mis pensamientos, pero me viene a la mente una hermandad de barrio, como la Paz, que también saca nazarenos de capa (como la Paz) y que también causa expectación a la hora de convocar a los fotógrafos (en este caso mucho más que la corporación del Porvenir).

Sí, la Macarena, que es capaz de hacer que no pare el besamanos a la titular, pero a la vez cada cierto tiempo corta el paso e, igualmente, impide que durante el tiempo para las fotos la gente se pueda quedar en el presbiterio, como también lo he vivido en el Gran Poder (por poner otro ejemplo) ¿por qué en la Paz no se nos trata igual?

Yo reconozco y lo he dicho ya muchas veces, que el tema de la fotografía se está convirtiendo en un “marrón” para nuestras hermandades, pero si logramos una cierta colaboración por ambas partes, lo mismo la historia pueda cambiar, al menos para el siglo XXII.

Postdata: Me resulta curioso que después de siete años aún haya hermanos cada vez que hay cultos en la hermandad, comentando lo extraña que ven a su titular tras aquella restauración efectuada en el 2002.

Que si la palidez de su tez, que si las pestañas… quizás, pensando en voz alta, alguien debería plantearse este tema y así muchos hermanos dejarían de mirar las fotos antiguas de la titular, aunque a mí, personalmente,  me parece maravillosa, tanto antes como ahora.

Foto: Francisco Santiago.