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Miles de personas despidieron al cardenal Amigo en su misa de acción de gracias en la Catedral


Daniel García Acevedo. Ayer, 13 de noviembre, festividad de San Leandro, santo sevillano, se celebró en la Catedral la eucaristía de acción de gracias por los 27 años de arzobispo de la diócesis de Sevilla a cargo de Fray Carlos Amigo Vallejo, en su despedida de nuestra ciudad al haber sido aceptada la renuncia por cumplir la edad reglamentaria, 75 años.

La Catedral estuvo repleta de personas que quisieron expresarle el último adiós al Cardenal Amigo. También acudieron incontables sacerdotes de la diócesis, acólitos, diáconos y los obispos de Cádiz, Huelva, Asidonia-Jerez, obispo emérito  de Huelva, arzobispo metropolitano de Granada, obispo de Málaga, arzobispo emérito de Pamplona y Mérida-Badajoz y el arzobispo Castrense junto con el actual arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo. Se hechó en falta la presencia de algún miembro del ayuntamiento hispalense ya que, salvo error u omisión, no observamos a ningun concejal de la corporación municipal.

Para las ofrendas se eligieron a una representación de la comunidad eclesial sevillana: el presidente de Cáritas Diocesana, Felipe Cecilia; la delegada de Manos Unidas, Trinidad Lorenzo; el hermano mayor de la Hermandad Sacramental del Sagrario, Ignacio Blanco; representación de la Asociación de Fieles de la Virgen de los Reyes y San Fernando, el presidente del Secretariado de Cursillos de Cristiandad en Sevilla, Fernando Parra; el abogado Joaquín Moeckel, la madre general de las Hermanas de la Cruz , madre Reyes de María de la Cruz ; el vicario general de los Hermanos de la Cruz Blanca , Hno. Miguel Ángel López; el presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla, Adolfo Arenas; y el teniente hermano mayor de la Real Maestranza , Alfonso Guajardo-Fajardo; así como una representación de los Caballeros de San Clemente .

El evangelio fue cantado por el diácono Antonio Romero Padilla.

El altar que corona la nave del Crucero de la Catedral estuvo presidida por la imagen de la patrona, Nuestra Señora de los Reyes. Junto a ella las estatuas de San Isidoro y San Leandro que conforman el grupo escultórico del altar de plata, y en un plano inferior la imagen de San Francisco que habitualmente se encuentra en la Capilla de San Isidoro de la Catedral, y la imagen de Santa Ángela de la Cruz, de la Parroquia del Mayor Dolor, en Sevilla.

La monición de entrada estuvo a cargo de Juan José Asenjo Pelegrina que empezó resaltando que “Queremos que esta Eucaristía sea verdaderamente una plegaria de acción de gracias a Dios, dispensador de todo bien, quien, por medio de su Espíritu, nos da el querer y el obrar. No es ésta propiamente una ceremonia de despedida, pues usted quedará vinculado para siempre a la historia de nuestra Diócesis por sus grandes servicios a esta comunidad diocesana, por su condición canónica de Arzobispo emérito, por los lazos misteriosos de la comunión de los Santos y por los vínculos invisibles pero reales de la oración en la que cada día nos encontraremos”.

Comentó todos los acontecimientos en sus 27 años de obispado, como la canización de Santa Ángela de la Cruz , beatificación de Marcelo Spinola, ordenaciones de presbíteros, seculares y religiosos, celebración de la misa crismal, coronaciones canónicas y un largo etcétera.

Por último despidió al Cardenal Amigo de la siguiente manera “Cuente usted también con la oración de todos nosotros, que le tendremos siem­pre en el recuerdo y, sobre todo, en el corazón. Gracias por tantas cosas, señor Cardenal”.

Fray Carlos Amigo, en su homilia, comenzó destacando a San Leandro, del cual se celebraba su festividad, y recordó todos los santos, beatos, consagrados, etc, que la iglesia de Sevilla ha dado a la humanidad durante toda su historia.

Y se despidió de la siguiente manera: “Esta es la Iglesia de tantos y tan buenos cristianos. Hombres y mujeres sencillos que hacen de su vida un verdadero testimonio de amor a Cristo y a sus hermanos. 

Esta es la Iglesia que vive la actualidad sin nostalgia del pasado, pero recogiendo el caudal de vida y doctrina que se nos ha dejado. Sin miedo al futuro, pero con la responsable esperanza de buscar sinceramente el rostro de Cristo. ¿Por qué esta seguridad? "Porque gracias a la Eucaristía , la Iglesia nace siempre de nuevo" (Benedicto XVI). 

Esta es la Iglesia de Sevilla, a la que tenido el honor y la gracia de poder servir durante algunos, bastantes años, y que lo seguiré haciendo desde la oración y el afecto agradecido.

Una Iglesia que venera a la Madre de Dios, con tantas advocaciones y títulos diferentes, pero todos ellos recogidos en el más querido de Nuestra Señora de los Reyes.

Mi gratitud a cuantos me ayudaron directamente en el gobierno de esta querida archidiócesis. De una manera particular mi felicitación y reconocimiento, corde et ore, al señor Arzobispo por su inagotable bondad. a los sacerdotes, a la vida consagrada, a los fieles laicos... A las autoridades e instituciones, a los que nos acompañan en la misma fe y a los que, desde otros credos o sin profesar alguno, han estado a nuestro lado colaborando por el bien de esta comunidad humana, de esta Iglesia de Dios que camina en Sevilla. 

A todos, a todos, que el Señor os bendiga, os guarde y os conserve en su paz. Amén".

Esperamos verle muy pronto por nuestra ciudad y, aunque ya no ejerza como obispo, no pierda el vínculo con Sevilla y podamos continuar contando con su presencia en las eucaristías que se le requiera. Que no sea un adiós, sino un hasta luego.

Fotos: Juan Alberto García Acevedo.










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