Opinión. Dicho y hechos de la pre-Cuaresma (II). El Diputado de Cruces.

Aunque, por desgracia, no es nuevo en el mundo de las hermandades, últimamente la cosa, quizás por la crispación que estamos sufriendo, está más exagerada. Me refiero a la mala costumbre de hacer política en vez de hacer hermandad, algo que no debiera ser aceptable, a pesar que la política sea algo cotidiano y cercano para algunos dirigentes cofrades. Por eso, las pugnas electorales (que tendrían que ser realmente un contraste muy saludable de ideas, para beneficio de la hermandad) son tan dañinas en algunas corporaciones. Y es que el que gana, por mucho o por poco, se olvida que el que no gana y los que le apoyan, son también hermanos suyos que, libremente, han optado por otra posibilidad. Así, por poner un ejemplo entre muchos, usando la muy política idea de “rodearme de gente de mi confianza” (como si no se pudiera confiar en un hermano), personas que llevan desempeñando mucho más que bien determinados puestos no de junta y que apoyaron al candidato perdedor, son sustituidos, nada más aterrizar el candidato ganador, por gente de su confianza, lo cual crea división en vez de unión. Y eso no es bueno.

- Si saber ganar es muy difícil, también lo es aceptar que la mayoría de los demás no piensan como nosotros y nos encontramos con hermanos que, cuando pierden unas elecciones, en vez de arrimar el hombro para el mejor funcionamiento de su hermandad, se dedican únicamente a poner “chinitas” en el camino de la junta de gobierno elegida, generalmente a base de comentarios por la espalda usando medias verdades (cuando no mentiras absolutas) o argumentos desfasados en los que se recurre a una siempre manipulable tradición. Hablando de tradición, ¿se imaginan que la estación de penitencia siguiera siendo una visita a la Cruz del Campo con nuestros crucifijos, a darnos de latigazos? Gracias a Dios, la Semana Santa, a pesar de unos y de otros, evoluciona al paso de los tiempos.

- Ejemplar la Hermandad de Pasión en la toma de decisiones, que a algunos pudieran parecerle poco importantes, pero que es a sus hermanos a quienes toca decidirlo. Lo dicho, un ejemplo a seguir.

- Titánico el esfuerzo de la Hermandad del Sol para cumplir con un requisito absurdo (porque la historia así lo enseña) e injusto (por comparación). Afortunadamente, los dueños del Sábado Santo han dado el sí y parece que ya este año esta cofradía, que tanto bueno tiene que decir (y ya verán como lo dice), podrá hacer lo que todos hacemos, la estación de penitencia en la Catedral. Por cierto, ¿dónde está escrito que un palio tenga que ser bordado para ser aceptable? A mí el palio (y el estilo) de esta hermandad me gusta mucho, por bello, innovador, original y diferente. ¡Ya está bien de tanta repetición del mismo modelo!

- Un aplauso a las magníficas restauraciones de las que estamos gozando en los últimos días, tanto las realizadas por el IAPH como por restauradores individuales. El arte de la restauración de imágenes sagradas está alcanzando una cota tan alta que espero que algunos recalcitrantes pierdan el miedo y se decidan por fin a mostrarnos sus tesoros tal y como fueron concebidos.

- Silencio muy preocupante por Santa Marina. Una vez que los dueños del Sábado Santo ya han dictado sentencia, con el entusiasmo no disimulado del Consejo General, le toca a la junta de gobierno actuar para impedir que, un año más, su cofradía, la que cierra la nómina, tenga que hacer su estación de penitencia (la que marcan sus reglas como hermandad de penitencia que es y ahí Palacio tendría algo que decir) en las condiciones de falta de seguridad y de dignidad de los últimos años. Pensando en el bien de sus nazarenos, hay que tomar decisiones, aunque sean muy dolorosas (sin renunciar a nada, por supuesto) y quizás también llega el momento en que alguno, por injusto que sea, tenga la generosidad de dar un paso atrás. Y es que cuando uno, por mucho que trabaje y se parta la cara por su hermandad, no cae simpático….

- Y, abundando en lo mismo, cuenta “El Llamador” que en cierto acto coincidieron el Arzobispo y el hermano mayor de la Resurrección y éste se acercó a aquél, parece que para comentarle la situación de su hermandad, ante lo que, rápidamente, otros cofrades (supongo) asistentes al acto les interrumpieron para “desactivar” la conversación. Si inoportuno estuvo el hermano mayor, porque no era ni el momento ni el lugar, aunque le justifica su desesperación, maleducados, al menos y por no emplear adjetivos más fuertes, estuvieron los “desactivadores”. ¿Qué le ha hecho la Resurrección a estos personajes? ¿Por qué tanta saña?

- Ya sólo quedan tres hermandades que impiden a una parte de su cuerpo de hermanos, las mujeres, participar con los demás en el acto de culto público más importante de sus corporaciones, la estación de penitencia que marcan las reglas que todos juraron cumplir. Parece, por fin, que esta injusticia está próxima a desaparecer, gracias a Dios.

En fin, a ver qué nos depara la Cuaresma recién empezada, aunque ya está calentita, ya.

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