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Opinión. Dichos y hechos de la Semana Santa II. El Diputado de Cruces


Seguimos comentando algo de lo acontecido la pasada Semana Santa.

- La coherencia es un bien que todos debemos apreciar. En el mundo de las cofradías permite tomar decisiones similares en circunstancias similares y eso está muy bien. El problema está cuando nuestra coherencia llevada al extremo afecta a otros. Me cuentan que en alguna decisión de no salir de este año, además de las adversidades climatológicas, pudo influir, aunque desde luego no de forma fundamental, el retraso en salida de la hermandad precedente, que provocaría una entrada a horas demasiado tardías y que existe cierto malestar por ello. No sé si será de cierto así, pero, en cualquier caso, el tema merece una reflexión. ¿Dónde está el límite?

- Sorprende que, un año más, los nazarenos de La Estrella se mojaran en la calle con la Iglesia de San Jacinto al lado. Sin embargo, personas de toda confianza me insisten en que, al igual que el año anterior, nadie de la hermandad se dirigió a la parroquia, en la tarde del Domingo de Ramos (insisto, en esa tarde), para pedir asilo y que, en tal caso, no está nada claro que la respuesta hubiera sido negativa (me refiero al asilo, no a organizar la cofradía en un día normal, quede claro). ¿Será así?

- ¿De verdad llovió tanto en la tarde-noche del Miércoles Santo para que se produjeran las histerias y decisiones precipitadas que vivimos? A mí, el chaparrón me cogió en la calle y no me pareció que fuera para tanto (desde luego, no fue comparable con el del Domingo de Ramos y, si me apuran, ni con el de la Madrugá). Creo que hubo más miedo a lo que podía llover que a lo que llovió en realidad. Y es que entre el bajo nivel de muchos de los actuales dirigentes cofrades (con los grandes nada se hubiera descompuesto) y lo tiquismiquis que nos estamos volviendo (tres gotas de nada hacen aflorar los paraguas y salir corriendo en busca de refugio, parece que no somos capaces de soportar nada de agua), los nervios aparecen demasiado rápido. Los pasos se han mojado siempre (de toda la vida de Dios, como decimos por aquí) y los cuerpos de nazarenos también (sin ir más lejos, tenemos el magnífico ejemplo que dio, sin descomponerse, el de La Paz en la tarde del Domingo de Ramos) sin que haya pasado nada. No es lo más deseable, pero cuando ocurre creo que la tranquilidad es la mejor consejera.

- En este contexto, muy sensatas y acertadas las palabras del hermano mayor de Las Siete Palabras cuando su cofradía estaba en la Catedral: “Volvemos para casa sin pausa y sin descomponer la cofradía. Si llueve, está todo preparado para refugiarnos, si no, para casa”. Así lo hicieron, el regreso fue muy hermoso y sólo les cayeron unas pocas gotas.

- En cuanto al tema de Los Panaderos y La Lanzada, a mí se me ocurren algunas preguntas: ¿Qué parte meteorológico manejaba la hermandad de Los Panaderos a la hora de su salida, las más tardía de todas y, por tanto, la más cercana al fenómeno de lluvia que se produjo? ¿Hubiera tomado la hermandad la misma decisión de salir si El Buen Fin hubiera estado en la calle? ¿Por qué el paso de la Virgen de Regla, que estaba muy cercano a la capilla, no fue el primero en regresar (y no me vale eso de que no podía volverse en calles estrechas, los que se vuelven son los costaleros dentro del paso, recuerden a la hermandad de Pasión hace unos años) y tuvo que completar la vuelta a la manzana, alargando más el parón de La Lanzada? ¿Por qué el excesivo lucimiento en su recorrido de regreso, una vez tomada la decisión de suspender la estación de penitencia, del paso del Prendimiento (y no me intenten desviar la atención hacia la música; el verdadero problema estuvo en el ritmo del andar del paso, este año se ha demostrado una vez más como, incluso con música, si los pasos quieren andar, andan)? Y sobre todo, ¿por qué desde el Consejo General y, en especial, el señor delegado de día, se fue incapaz de imponer un mínimo de autoridad y cordura en todo lo que pasó?

Estas preguntas, otras que se les puedan ocurrir a ustedes y muchas más, seguro que serán tratadas y respondidas en las reuniones que tengan las hermandades, pero, me temo, que, una vez más, nos vamos a quedar sin saber las respuestas. En la tarde del Jueves Santo pude escuchar una inquietantes y, en mi opinión, lamentables, declaraciones del señor delegado del Miércoles Santo afirmando que serán las hermandades las que conozcan las conclusiones y que nadie más tiene por qué enterarse de ellas. Seguimos con el oscurantismo que tanto ha perjudicado y perjudica a nuestra Semana Santa. La información no es mala, sino todo lo contrario. Ahí está el caso, por ejemplo, del falso cierre de lo acontecido en la Madrugá del 2000. Seguimos sin saber la verdad y ello provoca el miedo de que vuelva a ocurrir, porque como no sabemos lo que pasó, cómo pasó y por qué pasó, no sabemos cómo evitar que vuelva a pasar. Pues aquí es lo mismo. Si no hay claridad en los hechos de lo ocurrido el Miércoles Santo, nos vamos a quedar con la impresión que hubo una cofradía que salió a la calle para dar una lucida vuelta a la manzana (la decisión de suspender la estación de penitencia también pareció demasiado… ¿precipitada?, ¿natural?, ante la cantidad de lluvia que estaba cayendo), perjudicando a otra cofradía que estaba esperando y mojándose, lo cual sería absolutamente injusto, porque estoy totalmente seguro, pero que muy seguro, que ninguna junta de gobierno, insisto, ninguna, hace eso ni con su hermandad ni con otra. Por favor, luz y taquígrafos en este asunto, para que podamos aprender de lo ocurrido y corregir los errores en una ocasión venidera. Y luego, un abrazo fraternal, que todos podemos equivocarnos.

- De todas formas, muy triste el comunicado de Los Panaderos, unos días después, ya tranquilos, casi sin asumir responsabilidades (sólo el error de entrar en La Campana con marchas procesionales y diciendo que hubiera sido igual sin ellas) y tratando de meter a la prensa de por medio.

- Lamentable la actitud del público que silbó y abucheó. ¿De cuando en Sevilla se han visto esas formas, más propias de campos de fútbol o de mítines políticos y, máxime, con un paso y todo lo que representa, presente? Esto es una prueba más del proceso degenerativo que estamos permitiendo que nos invada, debido, fundamentalmente, a la falta de formación y a la cultura del disfrute que se nos está imponiendo. En fin, de pena.

- Y para terminar hoy, voy a insistir en algo que ya he dicho. No sé si proceden sanciones, pero no estoy de acuerdo en pedirlas (se supone que somos hermanos, ¿no?, no, ya sé que eso tiene que ver con la religión y con lo que dicen los curas, ¿verdad?). En cualquier caso, nunca para la hermandad (se está pidiendo la suspensión de reglas, imposición de comisionados, un año sin salir, salir sin música y barbaridades como esas y, además, con métodos en ocasiones no muy ortodoxos), que no tiene la  culpa de lo que puedan hacer sus dirigentes. Me repito, aplicar un poco de amor fraterno no vendría mal en las actuales circunstancias. Y ayudaría a tranquilizar muchoa ánimos.

Seguiremos en una última entrega de estos dichos y hechos.

diputadocruces@yahoo.es

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