Cuando la Feria y el calor son importantes
Francisco Santiago. El miércoles fue un día de Feria como Dios manda, festivo. Y eso dio lugar a que el real se convirtiera en un hervidero de gente desde primeras horas de la tarde.
Coger sitio en una caseta para comer era una odisea, los servicios sanitarios que no daban a basto con multitud de lipotimias, la calle del infierno más infernal que nunca...
Pero superamos la prueba y ni el calor, ni la aglomeración pudo con el ambiente festivo que se vivía en el entorno de todas las casetas y, por supuesto en las cofrades.
Será casi con toda seguridad mi único día de Feria, pero quedará impreso como un día inolvidable gracias a grandes amigos...
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Fotos: Francisco Santiago
