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Un pregón «que nos colma de Esperanza». Antonio Puente Mayor


 La noche del pasado 8 de marzo tuvo lugar en la Basílica de María Auxiliadora el anual pregón de la Semana Santa del Distrito San Pablo-Santa Justa, presidido por la imagen del Santísimo Cristo de las Cinco Llagas. Un acto convocado desde el año 2006 y organizado de manera rotativa por las corporaciones pertenecientes al referido distrito, esto es, la Trinidad, san José Obrero, el Polígono de San Pablo y María Auxiliadora.

En esta ocasión el encargado de pronunciarlo fue el periodista Juan Manuel Labrador Jiménez, joven aunque experimentado en este tipo de convocatorias —en su haber figuran los pregones de la Esperanza de Triana, del Carmen de Santa Catalina o la Exaltación del Martes Santo de Los Javieres—.

Respaldado por una amplia representación de las mencionadas corporaciones, amén de otros cofrades y el propio Consejo de Cofradías, Labrador ilustró a los presentes con una disertación llena de momentos brillantes y de profunda reflexión. Pese a la complejidad del encargo —en la nómina del distrito se conjugan nuevas y antiguas devociones— el comunicador tiró de oficio para componer bellas estampas no exentas de ritmo y notable carga lírica.

Mediante una estructura sencilla y directa en la que utilizó a la hermandad de la Trinidad como columna vertebral, Juan Manuel Labrador fue articulando con acierto el resto de corporaciones a su alrededor, llegando a captar la atención del numeroso público que asistió a la convocatoria.

Ya el arranque fue poderoso, sumando a una precisa dicción un correcto uso del lenguaje no verbal. En esa tesitura, el poema inicial dedicado a la Esperanza Trinitaria brilló por sí solo.

A esto le siguieron unos bonitos versos con la Sacramental de Nuestro Padre Jesús de la Caridad como protagonista: «La Virgen de los Dolores / que vive en San José Obrero».

También un interesante acercamiento a la historia de los nuevos barrios, destacando la contextualización de las lindes de la muralla, entre las que se incluyeron alusiones a la extinta Puerta del Sol.

Especialmente emotivo fue el fragmento dedicado a Pepe Gómez, difunto Hermano Mayor de la Trinidad —«un cofrade de Sevilla / nunca se marcha del todo»—, que el público supo agradecer con aplausos. Como asimismo la décima, directa y al corazón, que Labrador recitó a la hermandad del Polígono, tras un texto en prosa bien hilvanado: «Y por la fe Rescatado».

Por supuesto no faltó la correspondiente dedicatoria a la imagen de María Auxiliadora, con un regusto salesiano que caló bien hondo en los presentes, remitiendo a su vez a la Dolorosa Trinitaria: «En la dicha esperanzada / de María Auxiliadora».

Y para concluir, un cierre dorado, completando el círculo iniciado con la Hermandad de la Trinidad, a modo de leit motiv: «que nos colma de Esperanza».

En suma, un pregón muy bien escrito y mejor pronunciado —lo cual es fundamental en este tipo de ejercicios—, que demuestra el oficio del pregonero y su capacidad innata para enfrentarse a cualquier reto que se le ponga por delante.

Foto: Juan Alberto García Acevedo.










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