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Provincia. Cinco años después Nuestra Señora de Setefilla Coronada regresó a su pueblo de Lora del Río


Manuel Pinto Montero. Cinco años después Nuestra Señora de Setefilla Coronada regresaba a su pueblo de Lora del Río para pasear por las calles y bendecir a todos los loreños que con gran devoción les muestran su cariño. Catorce horas estuvo la Virgen de Setefilla a hombros de sus devotos, hombres y mujeres que desde las 11 de la mañana, del pasado domingo 26 de abril, recorriendo los caminos que separan la blanca Ermita de Setefilla del pueblo de Lora del Río, 11 kilómetros donde hubo momentos de calor y de lluvia pero que no hicieron que la Serranita hermosa quedase sola en ningún momento.

En la Cruz del Humilladero la Virgen sería cubierta para emprender el camino hasta Lora del Río, atravesando caminos y arroyos donde los setefillanos pujan por portar a su Madre a su paso por estos enclaves del camino de la Virgen. Un lugar donde se la espera con especial emoción en este día es el poblado de Setefilla, donde la Virgen es descubierta ante la Iglesia Parroquial y se reza la Salve, pudiendo los lugareños portarla a su paso por este enclave que tiene el honor de llevar el nombre de la Santísima Virgen.

No cesaron ni los vivas, ni los rezos, ni las oraciones durante el largo camino, así como tampoco las miles de salvas que se lanzaron por parte de los escopeteros en honor de la Virgen de Setefilla.

Con nubes y claros la Virgen recorrió los caminos por parajes de gran belleza y acompañada por miles de personas, tanto de Lora del Río como venidas de otros lugares para contemplar esta escena que tardará algunos años en repetirse. Ya el sol poco a poco se iba marchando cuando la Virgen de Setefilla llegaba al arroyo del Helecho, último de los arroyos que atraviesa antes de dirigirse a su pueblo. Pasaban pocos minutos de las ocho y media de la tarde cuando los setefillanos cruzaron el arroyo tras una puja, donde se alcanzó la cifra de 4000 euros por portar a la Virgen al cruzar el arroyo.

Ya con la noche sobre Lora del Río la Virgen cruzaba el puente de la Vía donde se divisa a tan sólo unos metros el Barrio de San José. Fue en esos momentos cuando el cielo se cubrió y la lluvia arreció en fuerza minutos antes de que la Virgen hiciera acto de presencia ante la Cruz de San José.

Entre aplausos y vivas la Virgen se encontraba con un pueblo engalanado, lástima que las lluvias de ese día hiciera estragos sobre las flores de papel azules y blancas que adornaban todo el itinerario por Lora del Río. Marcaba el reloj las nueve y cuarenta y cuatro minutos de la noche cuando llegaba el momento más esperado por todo un pueblo al poder contemplar el bendito rostro de Nuestra Señora de Setefilla, al ser despojada de ese velo que cubre su templete de plata. Salvas de escopetas, vivas, lágrimas y sentimientos de todos aquellos que contemplaron el rostro de la Patrona de Lora del Río. Antes de ser descubierta se realizó la última puja que alcanzó la cifra de 1000 euros por portarla en el momento en el que su pueblo la ve de nuevo en sus calles.

Se cuenta por siglos la devoción de Lora del Río por su Patrona, Nuestra Señora de Setefilla, celebrando en su honor una de las mayores romerías de la comarca de la Vega del Guadalquivir. La primitiva imagen se perdió en los sucesos del 36, siendo Agustín Sánchez Cid quien esculpió el bendito rostro de la Virgen. La devoción a la Santísima Virgen hizo que fuese coronada canónicamente por, entonces Arzobispo, don Carlos Amigo Vallejo en la Plaza de la Coronación el 8 de septiembre de 1987.

Nuestra Señora de Setefilla luce para sus traslados saya y manto de tono rojo, así como corona y ráfaga de plata, siendo portada, tal y como ocurre en su romería, bajo el templete de plata. En las primeras calles del recorrido por Lora del Río un plástico cubría a la Santísima Virgen, ya que en varios puntos del recorrido hizo acto de presencia la lluvia. La Virgen de Setefilla era recibida con pétalos de flores y volvía su mirada hacia las casas de sus devotos donde se vivieron grandes emociones.

Poco a poco dejaba atrás el barrio de San José y la avenida de la Cruz para alcanzar la calle Roda arriba donde se encuentra la antigua Ermita de Santa Ana, en este lugar unos días antes se bendijo un retablo cerámico en recuerdo de esta Venida. Faltaban apenas diez minutos para alcanzar la media noche cuando la Virgen de Setefilla atravesó el dintel del Convento mercedario de la Limpia e Inmaculada Concepción. En este lugar fue despojada del plástico que la cubría pudiéndose contemplar mejor el bendito rostro de la Virgen loreña. Se rezó la Salve en el interior del Convento acompañando a las hermanas mercedarias en sus peticiones.

Continuó su camino por la calle José Montoto donde se le rezó cantando ante su Casa, lugar del que se lanzaron pétalos de flores que cayeron sobre sus andas. Siguió por la calle Blas Infante, la Plaza de Andalucía y la Plaza de España para adentrarse en la calle San Juan donde las campanas de la Parroquia empezaron a repicar para anunciar su llegada. Pero antes vivas y pétalos la esperaban en la casa de su camarera, donde ya la voz se cortaba de la emoción. La calle se encontraba engalanada con pinturas representativas de la Virgen que les servía de cielo por esta calle.

Entre las salvas de las escopetas y el repique de Campanas la Virgen atravesó la Plaza que lleva su nombre para adentrarse en la Parroquia de la Asunción cuando el reloj marcaba la una menos diez de la madrugada. Con una gran ovación fue recibida en el templo donde le rindió pleitesía en primer lugar al Santísimo Sacramento en la Capilla Sacramental, para después mirar frente a frente a Nuestro Padre Jesús Nazareno, que desde el Viernes la esperaba en el altar mayor de la Asunción.

Faltaban tres minutos para la una de la madrugada cuando la Virgen fue depositaba en el interior de su Capilla finalizando con el rezo de la Salve la Venida de la Virgen de Setefilla. Catorce horas de gloria para el pueblo loreño y los devotos setefillanos.

Comienza ahora la visita de su pueblo, los rezos en su Capilla y las peticiones a la Patrona loreña que por un tiempo, al menos durante dos festividades, es decir dos 8 de septiembre, estará más cerca de su pueblo de Lora del Río, compartiendo sus alegrías y penas. Durante este tiempo la Virgen de Setefilla procesionará acompañando al Santísimo Sacramento en la Festividad del Corpus Christi y en el día de su Festividad, la tarde del 8 de septiembre.

Una vez pasados dos años de su Festividad en el pueblo de Lora del Río, Nuestra Señora de Setefilla Coronada deberá regresar a su Ermita, cumpliendo con la tradición. Pero mientras esto ocurre Lora del Río venerará a su Patrona en la Parroquia de la Asunción que durante estos años será el centro de la fe mariana de Lora del Río.

Fotos: Manuel Pinto Montero










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