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La Música y los Pregones. Moisés Viretti


Los distintos pregones que se realizan a lo largo del año, en las Hermandades y Cofradías de nuestra ciudad mariana, siempre "requieren’’ esa "chispa sentimental’’, de una música que prevalece eternamente en el ambiente, en el lugar celebrado.

La música ha existido, existe y existirá en ese gran abanico de distintas costumbres de pregonar a los cuatro vientos las distintas advocaciones de la Madre de Dios y de su bendito hijo, al igual que las legendarias tradiciones cofradieras que nos envuelven.

Hay muchas clases de pregones, y la música se manifiesta según lo requiera cada costumbre del pregón. La pregunta mas vieja del libro que los cofrades que asisten a distintos pregones es..¿hay banda o no?

Si hay banda, no hace falta dar muchas explicaciones, pero si no la hay, la música resurgirá de algún modo…me explico…hay pregones que la música suena por altavoces del templo o salón, en el que se escuchan marchas procesionales y los dos tradicionales himnos al terminar este (Andalucía y España); y otros, en el que la música se manifiesta, en el que los mismos asistentes cantan la Salve o Himno Oficial de la Hermandad correspondiente, como es en el caso de la Hermandad  Sacramental de la Candelaria Madre de Dios.

Cuando asiste banda, tradicionalmente el pregonero elige su marcha, e incluso últimamente, se ha creado una reciente costumbre, en el que el pregonero quiere música en el "interior de su pregón’’ o incluso acabar el pregón con los últimos compases de la marcha procesional seleccionada.

Esto tiene varios inconvenientes (soy testigo de ello), los mas comunes son que las personas que escuchan el pregón al final de un templo o un gran salón, se quedan sin terminar de escucharlo, ya que la música invade el lugar, por muy buena megafonía que exista; y es más, aunque solo tocaran un componente por cuerda y en matiz piano, seguiría invadiendo el lugar de la celebración del pregón.

Esta clase de "experimento cofrade’’, es muy arriesgado, es tener  junto al pregonero la mala suerte como que dicha megafonía se acople a los altavoces, le pongan agua fría en el vaso o incluso se vaya la luz en la iglesia. He asistido a pregones en el que la música ha invadido la voz del pregonero, y a otros tan bien organizados, que el pregonero y la música han sido todo un éxito.  

Aun así, ahí estará el pregonero para saber torear cada instante, cada momento;  y la música, siempre resurgirá de cualquier modo.

Foto: Juan Alberto García Acevedo.










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