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Provincia. María Santísima de los Dolores Coronada, fe y devoción del pueblo de La Roda de Andalucía en el XXV Aniversario de su Coronación Canónica


Manuel Pinto Montero. No era una mañana igual a la de cualquier domingo del año, ni tampoco la noche había sido la misma ya que los nervios apenas permitían conciliar el sueño. La mañana del 18 de septiembre presentaba en la Roda de Andalucía una emoción contenida durante largo tiempo que estallaba a primeras horas de la mañana al contemplar el inmaculado rostro de la Santísima Virgen de los Dolores. La conmemoración del XXV Aniversario de la Coronación Canónica de María Santísima de los Dolores llegaba al momento más esperado por todos sus devotos con la procesión extraordinaria de la venerada imagen que nos regalaba estampas para el recuerdo en una mañana llena de fe y devoción a la Santísima Virgen.

Desde distintos rincones del pueblo, como si de una peregrinación se tratase, llegaban devotos y hermanos para contemplar la salida de la Virgen de los Dolores desde el Templo Parroquial de Santa Ana, mientras la Banda de Cornetas y Tambores Coronación de Campillos realizaba un pasacalles anunciador de tan magna conmemoración. Los minutos se hacían eterno a las puertas del Templo esperando a tan sublime Señora. A las nueve y veinticinco se abrían las puertas del Templo y comenzaba a salir el cortejo compuesto por la Cruz de Guía, el guion de la Coronación y Estandarte corporativo, así como Junta de gobierno y de la Comisión y el cuerpo de acólitos. Minutos más tarde el palio de la Virgen de los Dolores salvaba el dintel de la Parroquia mientras las primeras lágrimas surcaban los ojos de sus hijos. Con mimo elevaron el paso de palio entre las ovaciones de los vecinos.

Caminaba por la calle Cervantes sin más sonido que el de sus campanitas que tanto saben de peticiones la tarde del Sábado Santo. Las campanas de la torre de Santa Ana la despedían cuando el sol ya iluminaba su paso de palio. A lo lejos se contemplaba el altar que sus hijos le habían preparado en la Plaza del Sagrado Corazón, el mismo rincón que vivió la imposición de su corona la mañana del 15 de septiembre de 1991. Marcaba el reloj las diez menos diez cuando subía lentamente hacia el altar donde quedaría presidiendo la Solemne ceremonia.

A las diez y media dio inicio la Solemne Misa Estacional presidida por D. Carlos Amigo Vallejo, Cardenal Emérito de Sevilla, que minutos antes era ovacionado a su llegada como muestra del enorme cariño que en La Roda se le tiene. Hermosa homilía la del Cardenal que recordó que aquella Coronación, que el mismo decretó y celebró, sigue vigente hoy en día en el corazón de cada uno de los rodenses. La Coral Ramón Medina del Real Círculo de la Amistad de Córdoba puso las notas musicales a una ceremonia cargada de recuerdos. Las distintas Hermandades que se dieron cita frente al altar portaron las varas durante la Eucaristía como también ocurriera aquella mañana de septiembre.

Finalizó la Solemne Misa Estacional cercana a las doce del mediodía y se iniciaba la organización del largo cortejo que acompañaría a la Santísima Virgen de los Dolores en el primer tramo de la procesión. Numerosas mujeres de mantillas junto a las Hermandades con imágenes titulares coronadas, así como Hermandades de pueblos cercanos y de la propia localidad antecedían al paso de palio de María Santísima de los Dolores que descendían del altar con el popular Aleluya cercana ya las doce y media de la mañana. Tras bajar del altar la esperaba la Banda del Carmen de Salteras que cada Sábado Santo la acompaña y como no podía ser de otra manera, en este día tan especial para la Hermandad, también estuvieron presentes.

Sonaba la marcha  “Reina de la Roda Coronada” compuesta por Jesús Joaquín Espinosa de los Monteros Pérez con motivo de este aniversario cuando el cortejo enfilaba la calle Cervantes y el paso abandonaba la Plaza del Sagrado Corazón. Con mimo y dulzura los costaleros llevaron a la Virgen de los Dolores que era arropada por un inmenso gentío. La campana de la Casa Hermandad de Jesús la saludaba a su paso mientras el cortejo se detenía ante el Templo Parroquial esperando su llegada. A la una menos diez la Santísima Virgen de los Dolores reviró hacia el Templo donde tuvo lugar la bendición de un retablo cerámico conmemorativo de la efeméride que se estaba celebrando. El Cardenal D. Carlos fue el encargado de su bendición.

Unos metros más adelante culminaría el recorrido oficial y las distintas Hermandades se despedían de la Santísima Virgen de los Dolores en las puertas de su Casa Hermandad a la que llegaría pasada la una y cuarto de la tarde. Durante todo el día la campana de su Casa Hermandad no dejó de repicar de gozo anunciando la presencia de la Virgen de los Dolores en las calles de la Roda. Continuó su paso por la calle Tetuán hasta alcanzar la Residencia de Mayores donde se detuvo unos instante recordando aquella parada que realizó veinticinco años atrás.

Poco a poco se adentraba en la calle Granada y la calle Matas que se encontraba bellamente exornada para la ocasión con flores y flecos de papel que le servían de cielo mientras que en el suelo podíamos ver el logotipo del aniversario, así como las letanías a la Santísima Virgen. Una calle que se volcó con la Virgen de los Dolores levantado altares a su paso y donde tuvo lugar también la inauguración de un retablo cerámico conmemorativo.

El sol brillaba en todo lo alto y competía en dar calor a los numerosos devotos que se arremolinaban alrededor del palio de la dolorosa rodense. María Santísima de los Dolores Coronada, obra de Antonio Castillo Lastrucci del año 1941, lucía para esta ocasión saya negra bordada estrenada para esta salida, así como manto de terciopelo negro bordado en el Convento sevillano de Santo Isabel en 1950. Del mismo Convento son los bordados de las bambalinas realizadas en 1955 mientras que el Techo de palio lo bordó José Carrasquilla en 1986 representando la Coronación de la Virgen por la Trinidad, algo que motivó a los hermanos a trabajar para la Coronación Canónica de la Dolorosa. Posee el paso respiraderos y pequeña canastilla de madera tallada y dorada representando en el floral a la Patrona de la localidad, Nuestra Señora de los Llanos. Sobre sus sienes la Virgen de los Dolores portó la corona de plata sobredorada de los talleres de Villarreal mientras que en su pecho sobre el tocado que estrenaba lució el Corazón de oro realizado por Villarreal en 1988. El paso estuvo exornado con flores de tonos blancos en la que destacó el nardo.

Con aires macarenos llegaba al inicio de la calle Real, al popular enclave de los Cruz de los Caídos, minutos antes de las tres de la tarde. Con paso firme enfiló uno de las calles principales de la localidad que se encontraba engalanadas con gallardetes. En esta calle, a la altura del Ayuntamiento, se confeccionó en honor de la Virgen de los Dolores una alfombra de sales de colores con el escudo de la Hermandad en el centro. Sólo sus costaleros pisaron esa alfombra en medio del fervor de todo un pueblo. Sin tocar el martillo el paso de palio avanzaba primoroso por la rodense calle Real a los sones majestuosos del Carmen de Salteras y entre los piropos y vivas de los hermanos que frente a Ella lloraban de la emoción.

Poco a poco llegaba de nuevo a la Plaza del Sagrado Corazón, al mismo punto donde horas antes había comenzado todo. La gloria que se vivía llegaba a su fin y la Santísima Virgen de los Dolores paseaba por la calle Cervantes buscando de nuevo el Templo Parroquial. Las campanas repicaron dándole la bienvenida a su casa tras unas cinco horas de gloriosa y extraordinaria procesión. Se cerraba así uno de las jornadas que quedarán guardada en el corazón de todo “vigeño” y en los anales de esta entrañable Hermandad.

Veinticinco años después, el que les escribe volvía a revivir aquel acontecimiento que marcó al pueblo de La Roda de Andalucía. Contaba entonces con siete años y no entendía bien que era aquello que tenía revolucionado a todo el pueblo. Recuerdo aquella salida al alba de la Parroquia, el Pontifical en la Plaza y como se desbordó todo al imponerle corona. De su paseo por el pueblo aquella mañana, su llegada a la Residencia y su visita a las Erillas.

Hoy si llego a entender aquella manifestación de amor a María, de como aquel pequeño pueblo de la Sierra Sur de Sevilla coronaba a su Virgen de los Dolores, siendo la primera por aquellos rincones sevillanos. Un amor que me inculcaron desde pequeño aunque el corazón se tiña de morado y verde. El amor, la fe y la devoción a María Santísima de los Dolores Coronada no conoce fronteras y deja huella en el corazón de todo aquel que embelesado la contempla.

… a todos los “vigeños”.

TRASLADO A LA PLAZA DEL SAGRADO CORAZÓN.


MISA ESTACIONAL.


PROCESIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS.


Fotos: Manuel Pinto Montero.










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