El corazón morado de Triana. Cesar Villar Romero

Dedicado a mi cuñado, a mis amigos Moisés Ruz y Miguel Rey, que como yo vibran a cada paso del Señor de la calle Castilla y a mi abuelo que me enseñó a quererlo.

Han pasado cuatro siglos y medios desde que, Triana, le prometiera amor eterno a esa morada hermandad que nacía en el Antiguo hospital de Santa Brígida y Santas Justa y Rufina, y que se fue modelando al compás de la arcilla utilizada para la mejor de la cerámicas.

Una hermandad que guarda en su corazón la esencia de aquella Triana de corrales y soleares, de cavas y de cigarreras, de puente de barca y de tejares que se marchó un día para no volver.

La historia nos habla de una hdad valiente, que desafía a un inestable puente buscando conquistar la otra orilla, una hermandad que sabe lo que es mantenerse firme a pesar de los golpes, de Tranvías y de la vida. la historia de esta querida hermandad, es la historia de Triana misma. ¿Quién en Triana no es de la O, aunque no cuente en la nómina de hermanos? ¿Quién no tiene un antepasado que fue de está hdad? ¿A quién en su infancia no le enseñaron, que el Señor que, cada viernes Santo, carga con esa pesada cruz de carey, es nuestro "Jorobaíto"?

Por eso, Triana, aprovecha la ocasión, ponte tus mejores galas y muéstrale al mundo que tu corazón es morado y late por calle Castilla.

Cesar Villar Romero

Foto: Fco. Javier Montiel.