Provincia. Nuestra Señora de los Dolores vuelve a Lantejuela tras su Restauración

José Manuel Cordobés Delgado. La localidad de Lantejuela vivió en la jornada del pasado domingo 12 de febrero, un día histórico e inolvidable ante la llegada de la Virgen de los Dolores tras su restauración. Tras casi cinco meses de ausencia, la Stma Virgen de los Dolores, titular de la Hdad de Ntro Padre Jesús Nazareno volvía a su pueblo, tras la restauración a la que ha sido acometida en la ciudad de Sevilla a manos del restaurador Don José Manuel Cosano Cejas. 

Una expléndida actuación que ha devuelto a la talla el explendor de su policromía, oculta en diversos puntos por suciedad y repintes. Además, se ha realizado un nuevo candelero y juego de brazos, aunque la gran parte del proceso se ha centrado en las manos, las cuales tenían un enorme deterioro.

Para celebrar esta vuelta a casa de la Señora, la cual ostenta el título de Alcaldesa Perpetua de la villa de Lantejuela, la Hdad organizó un grandioso acto, en el que la Santísima Virgen tenia prevista su entrada en el pueblo en dirección al templo parroquial, engalanando las calles por las que pasaría la Señora. Todo un gran acontecimiento, el cual contó con la participación de las demás hermandades de la localidad, así como el de las autoridades municipales.

Un evento que finalmente tuvo que ser suspendido, debido a las inclemencias meteorológicas. A pesar de ello, la Virgen de los Dolores salió desde la Casa-Hdad de la propia hdad, en torno a las once y media de la mañana recorriendo los escasos metros que separan este edificio del templo parroquial de la parroquia de la Purísima Concepción. La Agrupación Musical de Ntro Padre Jesús Nazareno puso la nota musical tras las andas de la Virgen, haciendo sonar unas preciosas marchas.

La imagen de Ntra Sra de los Dolores, es una bella talla del escultor sevillano Antonio Eslava Rubio, realizada en el año 1964. Para la ocasión, la imagen fue llevada en unas sencillas andas propiedad de la Hdad del Carmen de la localidad. La Virgen, magníficamente ataviada iba engalanada en tonos claros en signo de gloria, siendo desprovista de los atributos pasionistas como el puñal o el pañuelo; dejando lucir en sus bellas manos restauradas una rosa. Como estreno de este gran día podemos destacar el tocado, regalo de su vestidor.

Un grandioso día de júbilo, donde ni la lluvia quiso perderse este momento, en el que la radiante imagen de Nuestra señora de los Dolores volvía a su casa, resplandeciente de hermosura.

Fotos: José Manuel Cordobés Delgado