Arte Sacro
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  • jueves, 25 de abril de 2024
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The talit-gate. Antonio Sánchez Carrasco


El sábado, la tarde estaba fresca, después de un mediodía caluroso. Llegamos a Ciudad Jardín buscando al Señor de la Esperanza, quizás la imagen que más comentarios había suscitado en una comunidad como la Sevilla Cofrade docta en tradición, cultura y religión judía. Y lo busqué porque aunque lo tenía en mi cabeza de sobra pensé que aquella modificación estética podía haberlo cambiado desde el domingo anterior que lo vi en su besamanos con el talit en la cabeza. Y avanzaba entre las calles de Ciudad Jardín inefable al desaliento. Buscaba las estaciones con la presteza de un Señor que aunque llore tiene firmeza para salvarnos a todos, poco a poco en su mirada se fueron diluyendo tuits y estupideces varias porque cuando Dios anda las sombras se difuminan.

Dos señoras de aquellas de setenta y mucho años asomadas a la cancela de su casa en uno de los tenis de Ciudad Jardín, lo tenían claro.

- Con lo guapo que estaba el domingo con el paño en la cabeza...

- Y qué más da, si nuestro Cristo es guapo en chándal.

- No seas bruta..., adiós Señor y le tiró un beso en la lejanía. Y el Talit y su repercusión se fue diluyendo en cada zancada del que todo lo puede. Y entonces nos dimos cuenta de la referencia del cariño de unos hijos que trataban de poner a su Padre con sus mejores galas aunque algunos lo quisieran ver como una ofensa a algo o a alguien. Estuve ante la dolorida zancada del Dios que llora en Ciudad Jardín, en el barrio de mi Madre, y ya sólo deseo que llegue el Sábado de Pasión, un día en el que caben los que fabrican rótulos de carteles y los que se empeñan en obviar días en los que Cristo y su Madre pisan la calle, porque el Señor de la Esperanza y la Virgen del Rosario no excluyen a nadie, ni siquiera a los que vienen a buscar los fallos. Y en medio de una noche que refrescaba Jesús se plantó en su barrio para repartir algo que no te dan ni los bancos. Esperanza. Debe de ser que soy un iletrado, que entiendo poco de cultura judía o simplemente que me joroba que  todo se mida milimetricamente según en qué hermandad y tengan tanta manga ancha otras, pero seguro que ni eso lo tendrías en cuenta Señor de la Esperanza. Desde hace mucho te convertiste en una de esas imágenes que no me dejan indiferente, vayas como vayas vestido y que Tú y Tu Madre del Rosario no nos dejéis nunca de la mano, con talit o sin talit, porque al fin y al cabo mirando tus ojos ¿quién se fija en lo accesorio de un paño blanco?. Te veo el sábado de Pasión Señor no me dejes de tu mano.

#LosLunesAlSol

Foto: Antonio Sánchez Carrasco










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