Los dineros de las cofradías. Carlos Colón. Diario de Sevilla
Se le podrían explicar otras cosas, pero dudo que lo entendiera. Por ejemplo, que las hermandades crean un tejido de convivencia y solidaridad que en la desestructuradas ciudades y sociedades actuales son promovidas en otras partes con caudales públicos; que –y esto le debería interesar especialmente– mantienen ámbitos de convivencia interclasista, intergeneracional e interideológica (porque, aunque tal vez crea lo contrario, en las hermandades hay gentes de toda edad, condición e ideas) absolutamente necesarios para hacer posible una tolerancia y una pluralidad reales y no sólo teóricas, humanizadas por la cotidiana comunicación de persona a persona. También se le podría explicar, aunque me temo que con aún menos éxito, que las hermandades y cofradías ponen en escena una de las más bellas y cultas representaciones de la cristiandad; mantienen con sus propios medios un importantísimo patrimonio de bienes muebles –enseres de culto interno o público– e inmuebles que permite mantener abiertas, en uso cultual y cultural, un buen número de basílicas, templos y capillas que sin ellas haría muchos años estarían cerradas.
Pero como él se refería a los euros, debe bastarle para su tranquilidad saber que lo que las hermandades reciben de la ciudad es una minucia con relación a los ingresos que le procuran. Es el Ayuntamiento quien está en números rojos con las hermandades, y no éstas con él. Es el Ayuntamiento quien debe estarle agradecido a las hermandades, y no éstas a él. Es, por otra parte, el Ayuntamiento (sea de izquierdas, de centro o de derechas) el que se da con los tacones en el culo para salir en las fotos de los actos cofrades, y no los cofrades quienes están obsesionados porque las autoridades se pavoneen en sus ceremonias. No se preocupe, pues, por los pocos dineros que se dan a las hermandades. Hágalo, mejor, por los que gastan su compañero Silva o sus socios de gobierno.
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