Opinión. El Pregón por encima de todo. Luis Carlos Peris. Diario de Sevilla

Imposible aburrirse en esta ciudad. Quien se aburre  es porque quiere, o porque está destinado a la depresión más pronto que tarde. Sevilla podría ser considerada como prototipo del divertimento sólo con pararse a ver cómo es su paisaje y cómo su paisanaje. En Sevilla, lo mismo se llevan la cubierta enorme de una pista de tenis aunque sea bajo la modalidad del afanamiento a plazos, o sea, pieza a pieza, tubo a tubo, tornillo a tornillo, que están a punto de conseguir el robo tripartito de grúa, tráiler y helicóptero de una tacada. También, y a la misma vez, se produce el secuestro de uno a sí mismo porque, harto de coles, se miró en el espejo y vio que el que lo miraba de frente era un secuestrador.

Cosas que pasan en esta Sevilla de nuestras entretelas, este complejo urbano en el que el aburrimiento debería ser colgado del perchero más próximo. Y la prueba es que no hay mayor cantera para el chismorreo de la telebasura patria que ésta, con su galería de perpetuos en perfecto estado de revista y sin problema alguno para la renovación de personajes más o menos friquis. Pero en el ínterin de todo y por si acaso surge el menor síntoma de tedio está el mundo cofradiero, tan solemne, tan convencional, tan apegado a tradiciones no siempre tradicionales y también tan rico en conspiraciones, tan abonado a los vetos y a esas bolas negras que nadie sabe quién las coloca... hasta que llega el malhadado día en que sí se sabe.

Y ese día ha llegado y resulta que en la misma semana en que un colocado hasta las trancas de sustancias tóxicas, se secuestra a sí mismo y las inclemencias del tiempo frustran el robo triple de grúa, camión y helicóptero, la noticia que prima en todos los cenáculos, comercios y bebercios de la ciudad es cómo se frustró el nombramiento de un pregonero en beneficio de otro. Nunca había pasado que viesen la luz las maniobras que en el Consejo de Cofradías se dan el día del nombramiento del pregonero. Salía el nombre elegido y punto, que ni siquiera trascendían aspirantes, demás parientes y afectos.

Un vecino  en estas gacetas, reputadísimo Fiscal de la cosa, encontró su particularísima garganta profunda, ésta largó por esa laringe bendita, el escándalo se hizo y habitó entre nosotros. Y el problema es que el pregonero nonato es tan respetado como influyente, se le presumen brazos alargados en el reino de esta Sevilla tan borgiana, de los Borgia, no de Borges, y el que frustró el nombramiento ha quedado en una posición que no es agradable. No cabe el aburrimiento en esta Sevilla, sobre todo cuando se comprueba que aún hay cuestiones más hilarantes que un autosecuestro o que un helicóptero corriera peligro de ser robado.

Nota: Publicado el lunes 13 de noviembre en la columna de opinión de Luis Carlos Peris, denominada PLAZA NUEVA de Diario de Sevilla.