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'La Ibense espera algún día la visita del Cardenal Amigo'. Carlos Navarro Antolín.


La Ibense celebra mañana sus 25 años frente a la Catedral, fiel a su estilo de no servir vino, con el hito de haber vendido 500 litros de chocolate una Madrugada y con la ilusión de recibir algún día la visita del cardenal Amigo

ABRIÓ al público el 22 de diciembre de 1981. La Ibense ostenta el decanato de los hosteleros de la Avenida de la Constitución. Mañana celebra sus bodas de plata con el entorno en estado de obras y con grandes compañías del sector cafetero instaladas en esta auténtica milla de oro. Personajes de todos los órdenes han visitado una cafetería que ha experimentado numerosos cambios. De ser regentada por el sanluqeño  y baratillero Francisco Hermosilla Viejo, casado con María Dolores Dorado, a ser dirigida por tres de sus hijos: Javier, Jorge y David. Del café a 50 pesetas al café a  1,15 euros. De la hegemonía del chocolate en las preferencias de la clientela de los primeros años, al actual cetro del café. Del limpiabotas Jacinto al betunero Farina. Jacinto  limpiaba en el antiguo bar Correo, en el mismo local donde lleva 25 años La Ibense.

El negocio abrió sin servir vino, cerveza ni tapas de cocina. Sólo café, helados y pasteles. Esta empresa no fue fácil: “Costó mucho trabajo acostumbrar a la gente a esa oferta, la de una heladería pura y dura, la primera vez que se conocía en Sevilla un establecimiento así. Al cabo de los años metimos la cerveza y los sandwiches, pero nunca el vino, que seguimos sin servirlo”. La ausencia del vino es una marca de la casa.

La elección del lugar fue clave. La esquina de la Avenida es un punto estratégico. “Me ofrecieron el sitio en octubre de 1981 y lo abrí en diciembre. La obra de reforma fue tremenda”. Hermosilla debe sus orígenes como empresario a María y Carlos Bornay: “Ellos me lanzaron a serlo y por eso les estaré siempre infinitamente agradecido. Anteriormente trabajé como proveedor de muchos establecimientos de Sevilla, como la Campana, Ochoa, Mestre, Nova Roma o Los Ángeles. Por eso conocía ya mucho este mundo y sus posibilidades”. Hermosilla impulsó la apertura de otros negocios de hostelería: La Barbiana, cedido a su compadre Manuel Sánchez Cuevas; La Moneda, cedido a José Luis Inchausti;_ la bogeda Pedro Romero en la Plaza de la Gavidia, y cuatro embajadas de la Ibense que hoy ya no existen que estaban en San Jacinto, la Campana, Plaza de la Magdalena y Pagés del Corro.

Unas bodas de plata son motivo también de recuerdo a quienes arrimaron el hombro de forma fundamental es momentos claves de la trayectoria: “ Joaquín Moeckel ya era mi abogado cuando él sólo tenía 16 años. Por este motivo nunca he tenido que buscar a un abogado. Con eso creo que lo digo todo”.

El negocio se beneficia de un turismo que ya no se limita a las fiestas de primavera. Nadie mejor que Hermosilla sabe de la llegada de visitantes todos los meses del año. La Ibense de los comienzos cerraba su privilegiada terraza a las 3 de la madrugada.  Hoy echa las persianas a las doce de la noche. La inseguridad ciudadana es la causa del cambio de hábitos nocturnos.

En la Ibense, cafefería habitual de los canónigos del Cabildo Catedral, han tomado café personajes muy conocidos. Hermosilla recuerda al hispanista Ian Gibson, a los políticos Manuel Chaves (“Muy aficionado a nuestros helados”), José Rodríguez de la Borbolla, Alfonso Guerra o el sindicalista y alcalde de Marinaleda Juan Manuel Sánchez Gordillo (“Cada vez que hay manifestación por el centro viene a tomar la horchata”). Grandes tertulias se han organizado y aún tienen lugar en la Ibense. Hermosilla recuerda aquellas matinales de los domingos del orfebre Manuel Seco y el maestro sastre Antonio Burgos , en compañía de otros sevillanos. La ilusión de quienes trabajan en la casa es poder atender algún día al cardenal arzobispo: “Aún no hemos tenido la suerte de servirle. Siempre le mandamos un rosco de Reyes”.

La fecha de mayor trabajo en el negocio fue, sin duda, la final de la UEFA de 2003. “Aquello fue impresionante. La clientela casi nos desborda”. Otras fechas que han supuesto un hito en la Ibense han sido la recepción al nuevo arzobispo en 1982, las visitas del Papa, el Mundial de 1982 (“Los escoceses pedían las botellas de whisky de tres en tres”) o  la Boda de la Infanta Elena. Y _baste un botón de muestra sobre la Sermana Santa : en La Ibense se han llegado a servir 500 litros de chocolate durante una Madrugada.

Hermosilla le ve un largo futuro al negocio. El horizonte sería aún mejor con una Avenida “absolutamente peatonal”. Está convencido de que “no hay tanta distancia entre la Puerta de Jerez y la Plaza Nueva como para poner un tranvía”. Como frecuente viajero tiene claro que Sevilla puede estar orgullosa del nivel de sus bares. De los clientes extranjeros se queda con los italianos: “Me dicen que en la Ibense servimos el mejor café de España”.

Nota: Publicado el jueves 21 de diciembre en el Diario de Sevilla.










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