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Última hora. Los Cruz Solís urgen a la reforma del altar del Gran Poder. Carlos Navarro Antolín. Diario de Sevilla


 A continuación pueden leer el artículo publicado hoy en el Diario de Sevilla por nuestro compañero Carlos Navarro Antolín, jefe de sección, sobre la urgente necesidad de la reforma del altar del Señor del Gran Poder.

Carlos Navarro Antolín. Los sevillanos pudieron contemplar al Gran Poder ya restaurado el 28 de julio de 2006. Mañana se cumple un año de este hito. Las puertas de la basílica se abrieron aquel día a las 7.30 horas.

Los devotos descubrieron una imagen más clara, limpia y aseada, como la de principios del siglo XX, de ahí que se le diera en llamar como El Dios de tus abuelos. Ahora, un año después del trabajo realizado por los hermanos Cruz Solís e Isabel Pozas, este equipo de profesionales que obtuvo un notable éxito de crítica recomienda encarecidamente la reforma del altar del Señor.

Joaquín Cruz Solís, sin llegar a ser alarmista, es rotundo al opinar como técnico y como voz autorizada cuando se le pregunta por el futuro de la imagen: "El Señor no está ahora mismo en la hornacina que debiera estar. O se cambia la hornacina, o hay que cambiar el sistema", en referencia a la urgente necesidad de impedir que las corrientes de aire tengan tan fácil acceso al altar del Señor. Unas corrientes de aire que amenazan la correcta conservación de la efigie cuando se trata del humo de las velas ("con todos sus vapores negros") o del incienso.

"Los días de fiesta importante en la basílica, con el templo lleno de fieles, son los peores, porque el diseño es de tal forma que los humos acceden rápidamente a la hornacina, se quedan en ella y después salen por las puertas laterales. La cantidad de humo negro que puede entrar en esa hornacina en esas jornadas es tremenda".

Cuando se le comenta la posibilidad de que se acometa algún tipo de reforma en el próximo mandato de la junta de gobierno de la cofradía, responde también con claridad: "Pues esta obra no sería para el siguiente mandato, sino para ya. Lo digo con cautela y con el enorme cariño que le tenemos al Señor, pero es una necesidad que hay que hacer lo antes posible, bien mediante una reforma del altar, bien mediante un estudio a cargo de un ingeniero que dictamine cómo se pueden desviar las corrientes de aire. Pero algo hay que hacer".

El segundo consejo que los Cruz Solís estimarían conveniente aplicar para una correcta conservación sería la supresión de las levantás del paso en la salida en estación de penitencia en la Madrugada del Viernes Santo: "Las levantás son enemigas de una escultura de madera que no es excesivamente fuerte y que está sujeta por dos pies aunque tenga un tercer punto de apoyo en hierro".

Esta tercera sujeción la tuvo siempre el Señor hasta la restauración de Francisco Peláez del Espino (1973), que decidió su eliminación en una intervención "desafortunada", según el calificativo oficial que la hermandad concede, en general, a aquel trabajo. Los propios Cruz Solís restituyeron ese tercer punto de apoyo en la intervención del año 1983. "En Sevilla es difícil suprimir esas levantás, porque además resultan bellísimas. Nosotros mismos hemos salido de nazarenos en Sevilla y hemos visto las levantás del Cachorro, con el Cristo moviéndose de un lado para otro de una forma que asustaba".

Este prestigioso restaurador también valora la capa de barniz de se le pudo aplicar al Señor: "Fue muy importante que hace un año no sólo pudiéramos limpiar, sino también barnizar. El barniz hacía una falta tremenda, no tanto por la cuestión estética, sino también por lo que supone de protección de la policromía. El barniz permite que la imagen pueda ser limpiada en un futuro con total garantía si fuera necesario. Hacía siglos que el Gran Poder no tenía esta capa de barniz, si es que alguna vez la tuvo. Era una pena que se estuviera perdiendo durante tanto tiempo la policromía del Señor".

Joaquín Cruz Solís, un año después, recuerda el "miedo" que sintieron durante el mes empleado para la restauración: "El estudio que hicimos fue tremendo. No queríamos que la gente dijera que habíamos cambiado al Señor, aunque en toda restauración siempre cambia algo la imagen. Nosotros la íbamos a cambiar, pero a mejor. Siempre recordaremos esta restauración, fue impresionante la sensación de trabajar a solas con el Señor, como lo fue con el Cachorro".

Los Cruz Solís no han sido requeridos para examinar de nuevo al Señor. "Es la mejor señal. Todo debe ir bien". Un año después, recuerdan también el "cariño" de los miembros de la comisión que supervisaba los trabajos: "Sobre todo recordamos las aportaciones de aquellos que el hermano mayor llamaba como los no alineados, que eran los que no pertenecían a la hermandad".

Foto: Eduardo Fdez. López










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