Provincia. Santa María del Rosario en la soledad del archivo (Villaverde del Río)
José Rodríguez Cano. Permíteme contarte, Madre del Rosario, con estas líneas, que desde que no te encuentras en tu parroquia la vida ha seguido su curso, en Mayo esos niños que llenos de blancura se acercan a tu Hijo por primera vez no tuvieron tu maternal mirada a su lado, que el simpecado de tus Aguas Santas salió rebosando en la mañana primera de Junio llevado en la corriente que llega al Convento.
Que otra mañana de Junio que reluce más que el sol comprendió como Dios hecho carne se mostraba por las calles de Villaverde del Río para llegar hasta el sagrario de la Iglesia, el que tantas veces has tenido a tus plantas.
Te comento que el verano pasó y también las fiestas patronales, desde tus pies no pudiste ver a la Hermandad que rinde culto a la Patrona y siempre cobijas en el espacio de tu altar. No viste como tu vecina de al lado la Virgen de Aguas Santas, te pasaba por delante en la noche del 31 de Agosto y el 8 de Septiembre entre el llanto y emoción de tus hijos, y como recibió la riada de sus devotos en la Novena.
En este periodo muchos se fueron en compañía del Padre sin poderte ver por última vez, y otros llegaron a los brazos de la Santa Madre Iglesia para ser nuevos Hijos de Dios. Otros unieron sus manos en matrimonio.
Y nos dejaste la frialdad de tu Altar sin tu efigie en el día de tu conmemoración el 7 de Octubre. Tu Divino pequeño no corretea por el pasillo de la Iglesia cuando todo esta callado y solo.
Pero en la soledad del archivo parroquial no puedes ver como diariamente el Señor se hace pan en la Eucaristía. No ves las luces que iluminan tu casa, tu templo. No recibes las plegarias de quienes te tienen devoción, ni tan siquiera la mirada del que te descubre o del que entra en tu hogar.
Tus ojos alegres están cerrados en la oscuridad por no poderse costear tu restauración. Y nos privas de tu presencia majestuosa.
Desde el recoleto patio de la Parroquia se dirige la mirada hacia ese balcón donde se sabe que te encuentras como escondida esperando a que tus hijos no te abandonen porque tú nunca desamparaste a ninguno.
No quisiera seguir contándote mas la vida de tu gente y que tu la vieses como siempre, desde tu retablo lo divisabas todo, ahí al lado del Altar Mayor, pero las cosas vienen así y por ahora no se posee casi nada de lo necesario para devolverle el brillo a tus ojos y la esperanza en tu Rosario.
Por este motivo se ha puesto a disposición de toda persona que pueda colaborar de alguna forma, dentro de sus posibilidades, a recuperar una joya de nuestra cultura, a dar socorro y ser auxiliadora en la agonía que esta padeciendo esta imagen, la siguiente cuenta bancaria.
Banco: Cajasol
C/C: 2071-0818-51-0202126032
Foto: José Rodríguez Cano
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