Ya queda menos. La Vigilia más soñada. Alberto De Faria Serrano.

No se nos truncó la noche. Más bien has enardecido el calibre exacto de la dulzura  más recóndita: la que resigna y  coge su cruz que por aceptada ya no pesa. No hace falta que acuda dónde el ángel leonardesco del Cementerio para estar cerca de ti porque te hallo en el preciso y  necesario abrigo de una madre para que no se resfríe  su hijo a la salida de un  colegio. En una mano tendida en la Anunciación a  la  verónica que acude sin paño pero con la angustia de un padre enfermo. En el candor que emanaban de los ramos de flores que rodeaban la Gracia y Amparo de todos los Santos de la Calle Feria. Reencarnada en una lagrima de la Amargura en primerísima fila de su divina mejilla  para asistir al milagro de cada Noviembre en la que se nos vislumbra de soslayo el atardecer del próximo Domingo de Ramos. Transparentada en la retina recompuesta de Santa Lucia una fría tarde en San Román. Ensimismada por los recovecos del manto de luto y oro de la Esperanza porque allí anida y se levanta  el Arco de tu Nueva Casa. Revestida de la Luz del Adviento que alumbraba todo el Trascoro de la Magdalena para Presentarnos a la Madre de todos los que caminan por la vida con las alpargatas de la Bienaventuranzas.

Hoy sé que alumbraras al caer la tarde, la senda de los que acudan a las vigilias de la Inmaculada , a las otras Madres de la Sevilla eterna. La que te sabias de memoria hasta la Capilla de los Servitas  Castellar arriba o Bustos Tavera abajo. Despojarás desde el manto cercano que te Ampara, ese en el que te cobijaste no hace un mes,  las últimas hojas de la fronda reseca de la Magdalena o la calle Adriano antes de abrir de par en par las puertas del Antiguo Compás de la Laguna o el Baratillo. San Pedro te prestará sus llaves de la Parroquia o agrandarás la de San Andrés bajo el triangulo de su Cruz. Te posarás igualmente en el vértice de cada jarra que perfumen con su ramo troncocónico las azucenas corales del canto a la Madre de la Concepción en San Antonio Abad o la Señora del Loreto en San Isidoro. Extenderás el aura celeste de la celebración extramuros por el Cerro de los Dolores, el Parque del más Divino Perdón de Alcosa por San José Obrero  o por la Sed de Nervión y  más allá  por Rochelambert.

Cuando se pose la Madrugada a los pies de la Torre Vigía , despertarás de su sueño aturdido al niño Dios de la Virgen de los Reyes para que escuche clavelito en mano y sin que  Ella se entere, cada uno de las canciones que se le honre a tu amor sagrado. Y al profano también. Entonces girará la veleta de la Giralda y un temblor inaprensible sacudirá la piel del orbe; el ángel, como el del Cementerio, anunciará de tu presencia entre nosotros, en todos los besamanos del sábado.. Ya queda menos para que suene Amargura. Ya queda menos para tu Domingo de Ramos, mamá.

A mi madre Julia

Gracias por vuestros ánimos y muestras de afecto,  cofrades y amigos…un abrazo

Alberto De Faria Serrano

Foto: Francisco Santiago