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La Reina de los Reyes sale con el primer sol de agosto. Álvaro Cabezas. La Razón.


 Desde hace algunos años, determinados fotógrafos buscan captar el momento en que un paso de Semana Santa o de gloria, transita por debajo o con el telón de fondo de algunas de las nuevas estructuras urbanas o de la fisonomía de la «nueva ciudad de las personas». Muy sonadas fueron las imágenes que mostraban el año pasado a la Custodia del Corpus o a la Virgen de los Reyes bajo las catenarias de la Avenida y muy solicitadas serán las que inmortalicen a la Amargura o la Macarena pasando bajo el Metropol Parasol en el futuro.

Sin embargo, este año no se producirá esta circunstancia, puesto que la Virgen de los Reyes, tras realizar un itinerario alternativo en 2006 por las obras de la Avenida –entonces tiró por el barrio de Santa Cruz– y uno tradicional sobre las vías del Metrocentro en 2007, mañana volverá, cincuenta años después de haber recibido la Medalla de Oro de la Ciudad, a la normalidad con las farolas «fernandinas» –tan de la Virgen de los Reyes– que, por raro que parezca, son la novedad de la procesión de este año.

Sólo hay dos noches en el año en que la Catedral permanece abierta. La de la Madrugada, en la que se llena de esperanzas y la del 15 de agosto, cuando el templo se abre a las 5 de la mañana para acoger a los numerosos fieles que asisten a las tres misas previas a la procesión –a las 5.30, 6.00 y 6.30 horas–.

A partir de aquí comienzan los preparativos del cortejo. El palio de tumbilla tiene que estar bajo el dintel de la Puerta de los Palos a las ocho en punto. Por consiguiente, la Banda Municipal y la Cruz alzada –acompañada de niños carráncanos– que abre el cortejo comienza a salir unos quince minutos antes. Después desfilarán los integrantes de la Asociación de Fieles de Nuestra Señora de los Reyes y San Fernando –que salen desde hace poco dos veces en el año, una aquí y otra el día 30 de mayo–, los miembros de la nueva Junta Superior del Consejo General de Cofradías –de chaqué–, la Archicofradía Sacramental del Sagrario –con sus cirios de cera roja–, una capilla musical, el clero invitado y el Cabildo de la Catedral de Sevilla y tras el paso de la Virgen –adornado de varas de nardo–, el cardenal arzobispo –aquí como preste– y los ministros sagrados que lo acompañan. A continuación desfila la corporación municipal, el delegado del Gobierno y la compañía militar de honores –compuesta por escuadra, gastadores y banda de música–. Es tradicional que las representaciones de hermandades formen en el interior del templo catedralicio y las autoridades lo hagan en el Patio de los Naranjos.

Al terminar la procesión, la Virgen es colocada en el Altar del Jubileo y empieza el Pontifical presidido por el cardenal sobre las 9.30 horas. A su término, se vuelven a meter bajo el paso los costaleros y trasladan a la Virgen a la Capilla Real, donde se le ofrecerá la Octava desde el mismo día de la procesión hasta el 22 de agosto, cuando se abrirá durante unas horas la urna de plata de San Fernando. En los dos días siguientes, el segundo besamanos de la Virgen cerrará los sendos cultos con los que el Cabildo de la Catedral y la Asociación de Fieles jalonan el mes de agosto en Sevilla.

Detalles de la procesión
L1/ Las imágenes
La Virgen es obra gótica de mediados del siglo XIII, derivada de los modelos franceses, de madera de arce. El Niño es posterior, del XVII.
2/ el paso de palio
Las parihuelas, siguiendo el modelo de la litera clásica, están cubiertas por un palio de tumbilla (1924) levantado sobre cuatro varales de plata.
o3/ El manto
Donado por la reina Isabel II en 1853, es blanco, bordado en oro con motivos regios, por lo que es conocido como el de «los castillos y leones».
4/ LA CORONA
Realizada en oro para la coronación de 1904 por Pedro Vives, costó 800.000 pesetas y tiene engarzadas unas 11.900 piedras preciosas.
s 5/ pecherines
La Virgen tiene varios pecherines, que se le colocan de acuerdo con el manto que luzca, y de los que penden joyas, regalos y donaciones.
6/ distinciones
La Virgen de los Reyes procesiona con bastón de mando, fajín de capitán general desde 1939 y Medalla de la Ciudad desde 1958.
d7/ costaleros
El palio de tumbilla, de reducidas proporciones, es cargado por 25 de los costaleros bajo el mando de los hermanos Bejarano.
8/ música
La Banda Sinfónica Municipal de Sevilla va abriendo el cortejo y una compañía militar de honores con banda de música desfila tras la Virgen.
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Un recorrido de «posas», lleno de buena música procesional

Esta procesión se desarrolla en la hora tercia, muy de mañana. Por eso tiene características únicas que la diferencian de todas las demás.

A las ocho de la mañana, cuando la Virgen pasa bajo el dintel de la Puerta de los Palos, los rayos de sol ya le iluminan el rostro. Por ello, no son necesarios ciriales o candelería alguna.

Igualmente, –y esto puede ser el rasgo más identificativo de la procesión– en tres ocasiones la Virgen se vuelve para ser incensada por la presidencia eclesiástica –en esta ocasión el cardenal Carlos Amigo–. Estas son las llamadas «posas», que se producen en las esquinas de Placentines con Alemanes, de Alemanes con la Avenida de la Constitución y de ésta con Fray Ceferino González.

En algunos lugares de Latinoamérica se construían «doseletes» efímeros o definitivos en los que se encuabraban los pasos de la procesión en cuestión. Nada de esto pasa en Sevilla –sí en algunos pueblos–. Aquí sólo se utilizan  los gallerdetes con banderolas –los mismos desde la boda de la Infanta Elena en 1995– y los mantones en los balcones como elementos de decoración efímera.

El palio de tumbilla se vuelve una cuarta vez al público antes de entrar. Frente a la plaza dedicada a la Virgen, las autoridades asisten al paso del desfile de la escuadra de honores y gastadores con banda de música.

Sin embargo, la música más excelente no va detrás de la Virgen, sino abriendo la procesión con la Banda Municipal. El director de la formación, Francisco Javier Gutiérrez, lleva dotando desde hace años de contenido musical este arranque con la participación de la sección de cornetas y tambores –integrada por músicos de distintas bandas– y con nuevas piezas «redescubiertas» en el completo archivo de la institución que gestiona. Además, los músicos municipales interpretan en esta ocasión piezas de clara inspiración eucarística o gloriosa, no trasladando, meramente, a esta procesión un repertorio clásico de cofradía de Semana Santa, como muchas veces ocurre.

Al salir sonará la marcha «Virgen de los Reyes» y al principio de la Avenida se tocarán dos obras de Mariano San Miguel, un músico militar del primer tercio del siglo XX que firmaba algunas de sus creaciones con el pseudónimo «M. Güelsiman», tal fue el caso de «Rey de Reyes», que se interpretará mañana por primera vez en la calle, en versión original desde hace mucho tiempo. A continuación sonará «Gloria» del mismo autor, «Fe, Esperanza y Caridad» de Juarranz y otras rarezas como «Dominus Tecum» y «Altare Dei» de Ricardo Dorado y «La Divina Pastora» de Monllor. Si diese tiempo, se interpretaría una marcha eucarística del gran compositor jerezano Álvarez Beigbeder.

La Banda Municipal abrirá así el camino a la Patrona de Sevilla.

Álvaro Cabezas. La Razón.

Foto: Juan Alberto García Acevedo.










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