Un 2009 cargado de ilusión. Isabel Serrato Martín.

El otro día, cuando acudí con mi Padrino, Pedro Domínguez, al besa-pies de su titular, Nuestro Padre Jesús de Pasión, nada más llegar a la capilla, me encontré de frente con un hermano de San Benito, que en lugar de saludarme con un “hola”, me dijo:

“ya estamos los dos en el primero del año”. Me da igual el altar preparado, sin menospreciar a los priostes de Pasión, incluso las velas, la ensaladera de Sevilla, las flores, me dio igual todo, por un momento reflexioné el saludo de mi amigo Nacho, miré al Señor, y tomé conciencia de que ya, estábamos en el año esperado con más ilusión, por muchos. El año de estreno en el consejo, de pregonero de los cofrades antiguos, de jóvenes en puestos importantes, el año 2009 empezaba, como túnica limpia que recae en los hombros hermosos de la Pasión de Dios.

Te sitúas en el perfil, para ver la maravilla de su rostro, silencio para pedirle perdón, y más silencio para volverte a declarar. Comienza el año besando el talón del Dios hecho hombre en el Salvador. Comienza también por San Lorenzo, vistiendo para la ocasión túnica persa, ¿qué más da Señor? ¿Quién se va a fijar? Tu Madre hace poco, vistió una saya morada preciosa, me recordaba a tardes de Martes Santo en la Calzada. Un manto de salida, flores a rebosar, ciriales, una cinturilla que se hace preciosa cuando reposa en el terciopelo hermoso de la falda de María, pero qué más da, si Ella, era la Esperanza del mundo, a través de los ojos de quien la mirase. Esa Esperanza que nos recarga el alma a final de año, para afrontar un venidero con la ilusión de renovar nuestra Fe y nuestro compromiso cristiano.

¿Qué le has pedido al nuevo año? ¿Qué le has pedido a sus Majestades para este tu año? Pues simplemente, le pido Esperanza, que sea Ella quien mantenga la ilusión de un principio de curso que va a ser prometedor. Dejemos trabajar a quien tiene que hacerlo, dejemos que lo natural nos de paso a la gloria. No toquemos ni quitemos nada de lo que gusta a Dios. Empecemos el año con el propósito de ser felices, todo, después, vendrá sobre ruedas. Perdonemos, olvidemos ese rencor que aún aguardamos entre dientes, y afrontemos la realidad de hacer hermandad en nuestras hermandades.

Eso le pido al 2009, no le pido ni suerte, ni inspiración, ni paciencia, ni nervios… Le pido, que dejemos a lo natural correr, que no se inventen, esos que dicen gobernar en nombre de todos, ningún invento que quiera cubrir lo imposible. Recuperemos esa unión de pueblo en masa, que cada principio del mes de Enero, encuentra en la Pasión del alma, el quinario del Señor, para coger fuerzas todo el año. Al 2009, cargado de ilusión, que ya se escurre entre nuestras manos, sólo le pido, que dejen a la Madre de Sevilla guiarnos como siempre lo ha hecho, como nunca otra podrá hacer, para que este año, cargado de ilusión, con la Esperanza de una mirada, haga de nuestros actos, verdaderos testimonios cofrades, para Dios.

Foto: Francisco Santiago.