Provincia. Jueves Santo en Pilas (II)

Pilas Cofrade. Pasadas las nueve de la tarde-noche del Jueves Santo, cuando el cielo se torna de un azul violeta, cuando el aire huele de otra manera, las campanas de la espadaña guardan silencio y atentas, quieren ser testigo de lo que en la Plaza va a suceder.

La luz del astro rey deja de ser la protagonista para dar paso a la luz de una reina, una reina que bajó del cielo para convertirse en Madre, Patrona, Abogada y Alcaldesa Perpetua de éste, nuestro pueblo de Pilas que le quiere y que le ama.

 Cinco letras su nombre como letras tiene el de nuestro pueblo, ¿casualidad?, ¿coincidencia?, Belén y Pilas, Pilas y Belén, dos caras de la misma moneda que cada una de las personas que hemos nacido en esta bendita tierra llevamos grabada a fuego en nuestras almas.

 

La Señora aparece bajo su paso de palio, hoy dolorosa,  dejando atrás su ráfaga de gloria, escondida su hermosa cabellera bajo coqueto y primoroso tocado de encajes, que tan sútilmente colocan las manos de sus camareras y vestidor, y desprovista de sus pendientes y de sus joyas para clavar en su corazón un puñal de orfebrería rematado por la estrella de Belén, guía simbólica de nuestras vidas. Pero sin duda, igual de bella, igual de guapa, llenando de luz la plaza a su salida.

Nuestra Señora de Belén Coronada puso el contrapunto a la noche del Jueves Santo con su particular procesionar, con un exorno floral exquisitamente colocado a base de frecsias y rosas blancas, junto a sus tradicionales matas de flores de cera que tan peculiares son en este precioso palio, en el que se acometerá en próximos años una remodelación, presagiamos que acertada, pues nuestra Patrona se merece todo lo mejor que sus hijos y su Hermandad puedan ofrecerle.

Sobre su sién la corona que labrase para Ella Jesús Domínguez en plata de ley, realizada gracias a una suscripción popular allá en la década de los cincuenta del pasado siglo, siendo una de las más bellas entre las que posee la Virgen en su ajuar; saya bordada en oro sobre tisú blanco en 2001 y manto en terciopelo azul liso, salvo las franjas delanteras que fueron bordadas en oro en el año 2005, como así lo fuese la magnífica toca de sobremanto bordada en oro sobre malla y estrenada en el año 2003, su fajín de capitán general impuesto en 1991, entre otros detalles que omitiremos por no dejarnos nada en el tintero.

 
La banda de música de la Sociedad Filarmónica de Pilas acompañó una vez más a la Santísima Virgen de Belén en su procesionar por las calles de nuestro pueblo, el cual transcurrió con toda normalidad prolongándose minutos más tarde a las horas que la cofradía tenía estipuladas para efectuar su Estación de Penitencia.

 
Madrugada del Viernes Santo, cuando por Triana y la Macarena la Esperanza sale a reinar la noche sevillana, la entrada de Madre de Dios de Belén supone un antes y un después en lo hasta ahora vivido en los días de nuestra Semana Santa. Cuando entra Nuestra Señora, los pileños soñamos con volverla a ver bajo palio pero diferente, más radiante aún, jubilosa; en la entrada de la Virgen de Belén es sólo un hasta luego, porque  presagiamos lo que ha de ocurrir en nuestro pueblo al tercer día, como se cita en las Sagradas Escrituras, y es que la Virgen de Belén es punto y a parte.

Ella acompaña al pileño en todas las épocas del año como buena madre y nosotros, como buenos hijos, la defendemos hasta la saciedad, porque así nos lo transmitieron desde pequeño, en los meses de febrero de cada año cuando las nuevas generaciones de pileños reciben la bendición de nuestra Patrona de manos de nuestros padres, al igual que de todos nuestros familiares que no se encuentran entre nosotros y que gozan  ya de la compañía de la Virgen allá en el cielo y los cuales supieron transmitirnos ese amor y respeto por nuestra Virgen de Belén, la Virgen de todos, Reina y Señora de su pueblo de Pilas.

 



Texto: Víctor M. Mudarra Fuentes.

Fotografías: Rosario Moreno Quintero.