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Manolo Vázquez, despedido con gritos de «¡torero!» en la plaza de la Real Maestranza. Fernando Carrasco. ABC


Fernando Carrasco. ABC. La misma gloria que alcanzó aquel 12 de octubre de 1983, cuando traspasaba el umbral de la anhelada Puerta del Príncipe en volandas de los aficionados. Ayer, de nuevo, Manolo Vázquez volvió a cruzar por la puerta que conduce directamente a la eternidad torera. Esta vez a hombros de sus compañeros de profesión y a los gritos de ¡torero! ¡torero! que salían de las gargantas de los aficionados que se dieron cita en la Real Maestranza.

Momento emotivo en el que el féretro con los restos mortales del Brujo de San Bernardo entró, entre el silencio más absoluto, en el coso del Baratillo. Se había abierto la Puerta del Príncipe para que llegase hasta el ruedo. Allí, a hombros de Tomás Campuzano, Fernando Rodríguez «El Almendro», José Rodríguez «El Pío», Rafael Torres, Enrique Peña y Rafael Ronquillo, miró hacia la puerta de chiqueros. Luego -siempre con el silencio por bandera como si fuese el mejor pasodoble de la Banda del Maestro Tejera-, a la altura de la raya de picadores, el cortejo se volvió hacia la Puerta del Príncipe. Se rezó un «Padrenuestro» y un «Avemaría» y ese silencio fue roto por la ovación de las tardes de grandeza con la que sueñan los toreros.

Contemplando aquel momento, sin poder contener el dolor y las lágrimas, Remedín Gago, su viuda, arropada en todo momento por sus hijos Remedín, Inmaculada, Manuel y Carolina, sólo acertaba a decir «¡Dios mío, ayúdame», mientras su plegaria se entremezclaba con los aplausos de los profesionales del toreo y de los aficionados. Manolo Vázquez Gago se unió a la comitiva y también cargó sobre sus hombros con el féretro. La salida a hombros por la Puerta del Príncipe -no hubo vuelta al ruedo, ni falta que hacía- supo a gloria de verdad. A remate excelso de una faena, la de la vida del torero de San Bernardo, dedicada por y para la Fiesta y su familia.

Puertas abiertas de par en par para quien fue capaz de hacer que los aficionados sucumbieran ante el toreo clásico y profundo; hondo pero también enjundioso. Sí, pinturero, mas serio y de frente, siempre de frente, adelantando la muleta y llevando el toro hasta detrás de la cintura para romperse con él y romper el molde. «¡Qué tranquilo me he quedado! ¡Con el trabajito que le costó abrir esa puerta y ahora he tenido la inmensa alegría y el orgullo de llevarlo yo a hombros por la Puerta del Príncipe!».

Misa multitudinaria

Eran las palabras de su hijo Manolo después de depositar el ataúd en el coche fúnebre y enfilar hacia el cementerio de San Fernando, donde al filo de la una de la tarde los restos mortales de Manolo Vázquez reposaran definitivamente. Grandeza hasta en ese postrero paseíllo en el mismísimo ruedo baratillero y grandeza de los hombres del toro que, todos a una, quisieron llevar sobre sus hombros a quien tuvieron como espejo tanto en la plaza como en la vida.

Por eso no es de extrañar que hasta el funeral acudiesen muchos compañeros y gente del toro, todos para arropar a la familia de Manolo Vázquez.

La misa de corpore insepulto que se celebró en la parroquia de San Bernardo resultó multitudinaria. Hasta el templo se acercaron, entre otros, el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves; el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín; el delegado de Fiestas Mayores, Gonzalo Crespo; el portavoz del PP en el Ayuntamiento, Jaime Raynaud; el teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza, Alfonso Guajardo-Fajardo; el presidente de la CEA, Santiago Herrero; el presidente de Aprocom, José Cañete; el humorista César Cadaval y el ex director de El Corte Inglés de Sevilla, Javier Peinado.

También acudió el hermano mayor de la Hermandad de San Bernardo, Antonio Rodríguez Hidalgo, acompañado de miembros de su junta de gobierno; el delegado de Día del Miércoles Santo, Engelberto Salazar; el ex hermano mayor de San Bernardo, Teodoro Mauriño; el ex hermano mayor de la Candelaria, Ramón Ybarra Llosent, y el pregonero de la Semana Santa, Francisco Ruiz Torrent.

Y su gente del toro. Imposible nombrar a todos. Diego Puerta, Rafael de Paula, Dávila Miura, Víctor Puerto, Martín Pareja Obregón, Antonio Lozano, Rafael Torres, Ramón Valencia, Eduardo Canorea, Alvaro Domecq Romero, Fermín Bohórquez, Juan Pedro Domecq, Gabriel Rojas, Antonio Tornay, Javier Guardiola, Oscar Polo, Andrés Luque Gago, Alfonso Ordóñez, Luis Arenas, Rafael Ronquillo, Gabriel Ruiz «Canito», Emilio Rivero... todos acompañando a la familia.

Llamaron la atención las palabras de Rafael de Paula, uno de los diestros con los que compartió cartel en aquella gloriosa tarde del Corpus de 1981, precisó a la salida del funeral encontrarse muy afectado y destacó de Manolo Vázquez «su concepto del toreo, su naturalidad, su ejecución y su forma de torear, además de que era un señor de los pies a la cabeza, leal, sincero y honrado».

Saya con el traje de la alternativa

La misa de corpore insepulto fue concelebrada por el párroco de San Bernardo, monseñor José Alvarez Allende -noventa y tres años le contemplan y sigue al pie del cañón de su parroquia para guiar a sus parroquianos- y concelebrada por el coadjutor, Adolfo Petit Caro, quien en su homilía definió al torero como «"un marido, padre y profesional ejemplar, y artista inigualable», añadiendo que, además, era un «hombre de bien, gran amigo y buen cristiano que vivió siempre coherentemente con sus creencias».

Cabe destacar que la imagen de María Santísima del Refugio, titular junto al Santísimo Cristo de la Salud de la Hermandad de San Bernardo, lucía ayer una saya confeccionada precisamente con el traje de luces de la alternativa de Manolo Vázquez, traje que el Brujo de San Bernardo donó a la cofradía. Antonio Rodríguez Hidalgo, hermano mayor de la hermandad, señaló que la muerte de Manolo Vázquez era «una pérdida para la Hermandad, para el barrio, para Sevilla y para la Fiesta Nacional. Fue un gran torero, pero puedo decir que como persona superó con creces esa grandeza».

Después del funeral vendría, escrito está al principio, esa salida a hombros por la Puerta del Príncipe y el traslado al cementerio de San Fernando. Manolo Vázquez ya descansa en paz. Eso sí, no sin antes haber vuelto a protagonizar otra salida a hombros. La más dolorosa para los suyos y para sus compañeros. Empero, se trató de una salida, de nuevo, por la Puerta del Príncipe de la Real Maestranza. Una salida a hombros a la eternidad.

Mas info en: www.sevilla.abc.es


 










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