Purísima Concepción de María

Moisés Viretti. Cielos encapotados de nubes y tormentas envolvían tu esperando puente festival, y la Madre de Dios, poderosa y Reina, ante los más desamparados del mundo, bajaba de su trono celestial entre nubes de querubines y ejércitos de ángeles para recordar a sus fieles la pureza del alma, y recordarnos la mejor medicina de tan grato alcance, el Divino Perdón.

Como hojas de rocío se alzaban sus plantas, y ella, aunque con pena de padecer un futuro que en su día los profetas de Israel dejaron por escrito; el famoso libro del Génesis parecía repetirse, pero esta vez, la mujer, no comía del fruto prohibido, sino aceptaba la voluntad del Altísimo, arriesgándose a la ley de Moisés; que sin pensar en esta ella aceptaba ser la esclava del Señor.

Le llamarás Jesús, y ante tu duda de no conocer varón, el Espíritu Santo te envolvió; nada es imposible para el; y así pues, el arcángel te llamó bendita ante todas las mujeres de la humanidad y marcho a los cielos dejando el mensaje en la tierra para dar la buena nueva de la llegada del mesías; aquel Dios hecho carne que antes de su partida a la diestra del padre tuviera que padecer con el peso de la cruz...

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Foto: Israel Viretti